LA vida en Cádiz puede ser maravillosa. Esto es lo que se ha comentado, más o menos, después del bonito encuentro institucional entre el alcalde, José María González, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Comprendo que el Ayuntamiento y la Junta tienen que lavar su imagen en la ciudad, muy deteriorada (la imagen y la ciudad). También comprendo que Podemos y el PSOE, después de aquel 15 de junio, están necesitados de resolver el entuerto de algún modo, lo más primoroso posible. Y es verdad que la parálisis en Cádiz no puede ser eterna. A partir de ahí, se debe recordar que el gran problema de la Junta en Cádiz no ha sido la falta de proyectos, sino el olvido de las promesas.

Véase lo que ha prometido Susana Díaz. En la mayoría de los casos, son incumplimientos heredados desde los tiempos de Chaves y Griñán. Decir que construirán la Ciudad de la Justicia, en terrenos de los antiguos depósitos de tabacos en Loreto, suena a extravagancia, porque han dispuesto de una gran parcela en San Severiano durante más de una década, y no hicieron nada, y hasta les caducó la licencia, y se retiraron para buscar otro sitio, cuando aquel estaba más cerca de la Audiencia que tienen en lo alto de la Cuesta de las Calesas.

Sobre el Museo del Carnaval se podría recordar que un arquitecto de San Roque, llamado Rafael de Giles, ganó un concurso de ideas con un proyecto, que nunca se construyó. Teófila se peleó con la Junta de Chaves, la Junta se fue, ahora vuelve con Susana, y dicen que lo construirán en el Palacio de Recaño, donde saldrá más baratito. Podrá formar un conjunto museístico con la Cámara Oscura de la Torre Tavira, que tan bien gestiona Belén González Dorao.

Otros proyectos anunciados no son nuevos, sino que ya deberían estar en marcha, pero no han sido capaces. Por ejemplo, la nueva estación de autobuses, terminada y sin funcionar. Por ejemplo, el carril bici, que se iba a licitar en 2016 y ahora dicen que en 2017. Por ejemplo, los cinco millones para el Teatro Romano, cuyas obras han acumulado varios años de retraso.

También anunció que la Junta quiere incorporarse al Puerto de Cádiz para mejorar la coordinación de los puertos andaluces. Esto suena a guasa, porque resulta que los presidentes de las autoridades portuarias andaluzas son socialistas con palmarés reconocido. A pesar de que son compañeros de partido, se la juegan unos a otros, como se ha visto en el caso de Sevilla y Huelva.

Lo que quiero recordarles es que del dicho al hecho hay un largo trecho.

José Joaquín León