EN la próxima primavera no sólo elegirán alcaldes y alcaldesas, sino también al nuevo rector de la Universidad de Cádiz. En esta ciudad puede que haya un nuevo alcalde, o siga el mismo, pero en la Universidad habrá cambio seguro, ya que el rector, Eduardo González Mazo, cumple los dos mandatos y no puede seguir. Ustedes pensarán que no tienen nada que ver lo de ser rector con lo de ser alcalde. Pero sí que es importante. Por ejemplo, en el caso actual, Eduardo le ha dado coba a José María, con unas operaciones muy beneficiosas para la Universidad, pero no para el Ayuntamiento. Y existe interés por la sucesión. Según se publicó habría tres precandidatos para rector de la UCA: los profesores Francisco Piniella, Casimiro Mantell y Miguel Ángel Pendón.

Ser rector de una universidad pública es importante. Hasta hace poco se consideraba también como una posibilidad para ser consejero de la Junta de Andalucía con el PSOE. Al menos, es lo que consiguieron Antonio Ramírez de Arellano, que fue rector de la Universidad de Sevilla, y Adelaida de la Calle, que fue rectora de la Universidad de Málaga. A Eduardo González Mazo no le ha dado tiempo de dar ese salto, ni tampoco ha sido candidato del PSOE a la Alcaldía de Cádiz, como sonó en algunos pronósticos. Se ha mantenido al margen de la política.

Antes de su despedida, se ha reunido con Ana Mestre, delegada de la Junta, para apuntalar los proyectos pendientes de la administración autonómica, entre los que destacan las obras en Valcárcel y el antiguo edificio del Olivillo. En teoría, se están tramitando y forman parte de los compromisos heredados en las administraciones. Más complicado parece el caso del edificio de Náutica, cuyo estado es indigno de un inmueble con valor patrimonial y arquitectónico. Resolverlo a corto plazo parece inviable, por lo que le caerá al nuevo rector.

La gestión de Eduardo González Mazo en la UCA ha sido positiva para la institución, que ha dado un salto de calidad y ha puesto las bases para disponer de mejores instalaciones en Cádiz. Le ha  ayudado que su interlocutor para negociar en el Ayuntamiento se lo puso en bandeja. Y así ha podido venderlo estupendamente. Pero ahora vendrá lo más difícil, ya con otro rector, que es dotar de contenidos los proyectos y convertir los textos firmados y los planos en obras. Es decir, pasar de lo virtual a lo real.

Se le debe reconocer a González Mazo que ha apostado más por Cádiz, que en otros tiempos no supo reclamar su derecho a ser la capital universitaria de la provincia.

José Joaquín León