EL populismo se puede aplicar a favor y en contra. Es lo que tiene como riesgo, por ser intrínsecamente demagógico y manipulador. Es lo que está pasando con el caso de Ricardo A.M., el ingeniero que era líder del grupo denominado La manada de Collado-Villalba, que fue condenado a 15 años de cárcel por agresiones sexuales a una joven, y que actualmente se encuentra en la prisión de Soto del Real. Antes de ser condenado (y después de participar en los hechos juzgados), realizó uno de los informes sobre el agua contaminada de Loreto y a los cuatro meses lo eligieron responsable de proyectos y obras en Aguas de Cádiz. Algunos lo han presentado al estilo “Kichi contrató al jefe de los violadores de Villalba para Aguas de Cádiz”. Es una forma de verlo, aunque también se debe añadir que Kichi no lo sabía. Un podemita tan feminista como él no hubiera contratado a un violador grupal. Son las cosas del destino, cruel a veces.

El caso se puede manejar con populismo en ambos sentidos. Todo lo que ha pasado con el agua contaminada de Loreto está maldito desde el minuto 1. Para entender mejor lo ocurrido, es importante la cronología de los hechos, que empiezan con el episodio del agua con bacterias, en octubre de 2014, cuando gobernaba Teófila Martínez como alcaldesa.

Los abusos sexuales atribuidos y condenados a La manada de Collado-Villaba sucedieron en marzo de 2015 en esa localidad madrileña. Según  la sentencia firmada por las tres magistradas que juzgaron el caso, Ricardo A. M. y dos amigos llevaron a una joven a un piso, donde la forzaron a hacerles felaciones. Ellos afirmaron que fue una relación consentida, pero las magistradas apreciaron “intimidación ambiental”, ya que la amenazaron con que no saldría viva de allí si se negaba. El caso está pendiente de recurso, pero los tres acusados fueron condenados a penas de 15 años de cárcel y han ingresado en prisión.

En enero de 2016, ya con José María González de alcalde, Ricardo A.M., que trabajaba para la empresa Aquageo, elaboró uno de los informes sobre el agua de Loreto, que sirvió para que el alcalde acusara a Teófila Martínez de suministrar agua contaminada a sabiendas. En junio de 2016, Ricardo A.M. fue contratado por Aguas de Cádiz, tras una  selección polémica, entre 66 candidatos.

Decir que Kichi contrató a un violador me parece injusto, porque entonces no lo sabía. Pero ¿qué dirían los podemitas si lo hubiera contratado Teófila? Esa es la doble moral del populismo. A sabiendas.

José Joaquín León