LA candidatura de Cádiz como aspirante a la Capital Europea de la Cultura es imposible. La propuesta es interesante, pero llega con varios años de retraso. Sorprende que la concejala de Cultura, Eva Tubío, esté dispuesta a estudiarla, porque demuestra su ignorancia al respecto. Está bien sugerirlo, como hizo Fernando Santiago. Sin embargo, los responsables institucionales deberían saber cómo funciona el asunto. El Parlamento Andaluz ya aprobó que la Junta apoye la candidatura de Granada para Capital Europea de la Cultura de 2031. En la Ciudad de la Alhambra están trabajando en ese proyecto desde 2015. Lo presentó el PP cuando gobernaba Torres Hurtado y lo ratificó el PSOE cuando Ciudadanos le dio la Alcaldía a Francisco Cuenca. Tiene el apoyo firme de todas las fuerzas vivas granadinas.

La opción de Cádiz es inviable porque en el ranking andaluz sería la cuarta capital que muestra interés en subirse al carro. Sevilla y Málaga también lo han intentado, sin éxito. El PP sevillano presentó una propuesta en un pleno municipal para  que su ciudad fuera candidata a la Capital Europea de la Cultura de 2031. Fue rechazado por PSOE, Ciudadanos, Podemos e IU porque existía un acuerdo de los partidos andaluces para respetar la candidatura de Granada. En Málaga lo intentaron también, por segunda vez. Pues se debe recordar que para la Capitalidad de 2016 fue elegida San Sebastián en representación española, pero fueron candidatas Córdoba (que era la favorita) y Málaga. En Granada se molestaron con el segundo intento malagueño.

La candidatura granadina será la que presente España casi con seguridad. La Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, a propuesta del PP (una vez que dieron marcha atrás en Sevilla y Málaga), aprobó en febrero una proposición para pedir que el Gobierno apoye a Granada. En España hay otra ciudad, Burgos, que también se ha movilizado, pero sus posibilidades son inferiores. Ninguna ciudad andaluza ha sido elegida hasta ahora, ya que fueron designadas Madrid (1992), Santiago de Compostela (2000), Salamanca (2002) y San Sebastián (2016).

Las ciudades son nombradas por el Consejo y el Parlamento Europeo, según un orden ya establecido. A España le tocará en 2031, cuando compartirá la capitalidad con Malta. Se supone que la siguiente sería para 14 ó 15 años después (hacia 2045), excepto que cambien las normas. Mejor que pedir lo imposible es conseguir que Cádiz entre en el Patrimonio de la Humanidad.

José Joaquín León