LA Zona Franca de Cádiz ha cumplido 90 años. El mismo día que lo celebraron, el lunes pasado, estuvo en la ciudad de visita institucional el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no se dignó pasarse por el Palacio de Congresos, donde acudieron los delegados de las  zonas francas de España. Con ese detallito ya se vio la importancia que concede el Estado a su Zona Franca de Cádiz. Tampoco vino ningún ministro, a pesar de que intentaron la presencia de María Jesús Montero, titular de Hacienda. Así que todo el espectáculo de la I+D+i, de los robots, del futurismo y de todo eso que presentaron ha quedado ensombrecido por la indiferencia política, en un ente cuyos responsables están puestos por el partido que manda.

La Zona Franca de Cádiz ha cumplido 90 años, que es la edad media que tendrán pronto los gaditanos y las gaditanas. Fue una demanda histórica de Cádiz, que desde el siglo XVIII reclamaba un trato especial. Lo tuvo con el monopolio del comercio de las Indias, pero después se perdió. En el siglo XIX, después de las Cortes, en la ciudad prendió la tesis de que la decadencia estaba originada por la pérdida del trato especial. La burguesía local quería nuevos privilegios fiscales. Así le concedieron el Puerto Franco en 1829, que fue derogado en 1831, por lo que duró poco. En aquellos años las colonias se perdían y el declive avanzaba.

La Zona Franca de Cádiz ha cumplido 90 años porque un real decreto la permitió en 1929, aunque el consorcio se aprobó en 1933. Con vicisitudes diversas, no siempre bonitas, ha llegado al siglo XXI. En los primeros años de este siglo sufrió problemas graves de gestión que más vale no recordar en el cumpleaños, pero que le causaron mucho daño, y salió pachucha. La actual delegada, Victoria Rodríguez, accedió al cargo cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa con la moción de censura tan denostada. Pero Pedro Sánchez no se coló en la fiesta del cumpleaños, donde estaban otros delegados que habían accedido en circunstancias similares, como el ex alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. Son cargos digitalizados, como se ha indicado.

En este periodo digital y tecnológico la ZF de Cádiz encuentra competencia en Sevilla, apenas a 100 kilómetros, en vez de haberla englobado en su territorio, como una gran zona franca andaluza de resonancias sinérgicas. En el futuro, hay que consolidar ese espacio logístico del sur de Europa del que tanto se habla. Sin olvidar que las zonas francas deben servir para hacer negocios verídicos, y no para acumular pérdidas.

José Joaquín León