EN los desayunos de ayer no se hablaba de otra cosa. Bueno, del levante joío también se hablaba. Pero la gente con formación sabe que aquí ya soplaba el levante cuando vivían los fenicios. Esa gente leía la sentencia del Tribunal Supremo sobre la declaración de Cádiz como Zona de Gran Afluencia Turística. En el Supremo consideran que está injustificada, y que la petición del Ayuntamiento era una chapuza, otra más. Esto no lo han dicho así, sino que lo han demostrado. Pero, en fin, ¿en qué mundo viven? ¿No hay afluencia turística? Han venido a Cádiz, en menos de una semana,  Albert Rivera, Pedro Sánchez, Pablo Casado y el ministro Fernando Grande-Marlaska. Todos venían de turismo político, aunque unos pasearon más que otros.

Y, además, que no se cortan. Por la zona de gran afluencia turística contemplada en la declaración que avaló la Junta, por donde pasan los cruceristas que llegan al puerto de Teo, se pudo ver a Pablo Casado acompañado por una comitiva del PP. Justo un día después de que viniera Pedro Sánchez al Oratorio para hacer su protestación de fe constitucional de 1812. El señor Casado, acompañado por la cúpula del PP provincial, no se arrugó en una jornada que era de alerta naranja. No porque Ciudadanos les vaya a dar el sorpasso, que más bien no, sino que la alerta naranja era porque hacía una levantera de padre y muy señor mío.

Era una mañana en que hasta las lavadoras salían volando, como en otras ocasiones. Cádiz parece un cuento del realismo mágico de Gabriel García Márquez, y de vez en cuando aparecen lavadoras volando y palomas en las cocinas de los restaurantes. Cuando aparece un político, la gente se sorprende, y le quieren meter los dedos (algunos en un ojo), a lo Tomás, a ver si es de verdad. A Pedro Sánchez le pusieron una barrera, pero Pablo Casado se jugó el tipo.

Pues, según el Tribunal Supremo, Cádiz no es zona de gran afluencia turística. Para que luego digáis que aquí sobra turismo. En realidad, es que no lo han entendido, o no se lo han explicado. La afluencia para abrir comercios se limitaba a una quincena de mayo y a otra de septiembre. Se apoyaba en datos de cruceros, que son mensuales, de ahí que el Supremo pregunte por qué una quincena sí y la otra no, y por qué pueden abrir unos sí y otros no, según las calles.

La provincia de Cádiz es la quinta de España que creará más empleo (temporal, por supuesto) para la Semana Santa. A ver si se enteran los ateos. Y a ver si se enteran en el Supremo de que estamos con gran afluencia de turistas. ¿O no ven los telediarios?

José Joaquín León