EN estos días se habla de la España vacía, visible con la manifestación que organizaron en Madrid. Las plataformas de Teruel también existe y Soria ya han aglutinado a la España despoblada, la del medio rural, que en general incluye las provincias con tres escaños, que son Cuenca, Guadalajara, Segovia, Zamora, Palencia, Ávila, Huesca y Teruel, así como Soria, que sólo tiene dos escaños. Es la España que se despuebla por las migraciones a las ciudades, la que se queda sin habitantes. La ciudad de Cádiz también se está vaciando, aunque pertenece a una provincia con nueve escaños, la tercera más poblada de Andalucía, tras Sevilla y Málaga. Cádiz está lejos de la despoblación rural, pero la pregunta es: ¿por qué pierde habitantes?

La España vacía es de interior. Ninguna provincia de dos o tres escaños tiene mar. Por el contrario, casi todas las provincias marítimas de España figuran entre las más habitadas, salvo excepciones como Lugo, Huelva o Castellón. La provincia de Cádiz se puede incluir en la parte alta, ya que es la octava más habitada de España. Sólo la superan Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga y Murcia. Es una provincia con pocos municipios (tiene 45, frente a otras con más de 100 como Sevilla y Málaga, o incluso 174 como Granada), por lo que su población vive concentrada.

Sin embargo, Cádiz es una de las capitales que pierde más habitantes en los últimos años. Cuando llegó el equipo de gobierno de José María González Santos prometieron medidas correctoras, que brillan por su ausencia. No es un problema estrictamente municipal. Pero los ayuntamientos deben crear las condiciones favorables para frenar las pérdidas de población.

Los habitantes se pierden sobre todo por falta de empleo y por un desarrollo deficiente. Cádiz atrajo migración de Europa en los siglos XVII y XVIII, incluso en parte del XIX. Más recientemente, en la posguerra del siglo XX, a Cádiz llegaban personas de municipios de la Janda y del interior de la provincia, como Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules, Conil o Vejer, incluso de Chiclana y Puerto Real, porque había más posibilidades de empleo. A eso se sumaba la población de funcionarios y militares.

La carestía de la vivienda, con una deficiente relación calidad-precio, y la constante pérdida de empleos han sido letales para la ciudad de Cádiz. Todavía no aparece en la España vacía, pero algunas zonas del casco antiguo muestran una tendencia preocupante, con edificios en proceso ruinoso y una alarmante despoblación. El Cádiz vacío es para tomárselo en serio, antes de que sea demasiado tarde para reconstruirlo.

José Joaquín León