VA a resultar que el Ayuntamiento ha hecho un buen negocio vendiendo el edificio del Centro Cultural Reina Sofía a la UCA, para sede de su Rectorado. Mira por dónde, voy a escribir bien del alcalde González. En la entrega del premio del Baluarte del Carnaval a Juan Carlos Aragón (a quien envío un fuerte abrazo), me dijo en tono deportivo José Vicente Barcia, al saludarnos: “A ver si escribes bien alguna vez de nosotros”. O sea, de Podemos y de su alcalde anticapitalista. Yo le dije que algunas veces he escrito bien, no muchas, es verdad, pero tampoco da motivos. A las pruebas me remito, de cómo tiene la ciudad de Cádiz. En el caso del antiguo Gobierno Militar, todo hacía suponer que el rector, Eduardo González Mazo, le había dado un cobazo bien dado. Pero parece que no, porque le ha vendido un edificio lleno de fantasmas, según hemos leído en el Diario.

En cuyo caso, sí que sería una buena operación para la ciudad. Leyendo el informe de José Manuel García Bautista sobre lo que allí sucede, a uno se le ponen los vellos de punta. No le quiero hacer la competencia al Cádiz Oculto de José Manuel Serrano Cueto, pero los sucesos del Gobierno Militar que se han descrito serían motivo suficiente para mandar a hacer puñetas toda la operación del intercambio de edificios.

Para los portazos, yo les doy una explicación científica. No sé si se han dado cuenta, pero allí es el sitio de Cádiz donde pega más fuerte el levante. ¿Cómo no va a haber portazos? Allí sopla el viento a 100 kilómetros por hora. Más raro es lo de arrastrar baúles por el despacho de la Real Academia Hispano Americana, habrá que preguntar a Manolo Bustos o a Felicidad Rodríguez.

En cuanto a que el salón estaba vacío y se oyen ruidos... Eso es verdad. A ese salón no iba casi nadie. Los organizadores de actos culturales se quejaban de que a una conferencia en el Gobierno Militar nunca iban más de 15 personas, si acaso 20. Me contaron una charla memorable, a la que acudieron el charlista y dos asistentes, que finalmente se fueron al bar La Primera de Comillas, de Tino y Julio, a tomar algo. El salón estaba maldito para los artistas y las conferencias. Ahora me explico los motivos.

Sobre los fantasmas gaditanos volveremos otro día. Al final, ya digo, resultará que el alcalde Kichi se ha quitado un gran peso de encima, el peso del baúl que arrastran los espíritus. Y a ver quién es ahora el nuevo rector de la Universidad de Cádiz, si Casimiro Mantell, o Miguel Ángel Pendón, o Francisco Piniella, y se encuentra al fantasma en su despacho. Quizá mirando al mar.

José Joaquín León.