SIEMPRE que vienen las motos por el Mundial de Jerez me acuerdo de Pedro Pacheco. En su larga gestión de alcalde (desde 1979 a 2003) cometió errores e irregularidades, pero dejó Jerez que no la conocía ni la madre que la parió. Un ejemplo, entre otros, es el Circuito. Operación calificada de ruinosa en su momento, a la que ahora se pone como ejemplo de atracción de turismo y de llenazo en los hoteles de Jerez, la Bahía de Cádiz y gran parte de la provincia. No habría motos este fin de semana (dando por saco y formando ruido, pero con sus motoristas) sin Pedro Pacheco. Con los criterios que actúan los ayuntamientos, hoy sería imposible acometer un proyecto como el del Circuito. Aunque eso no evita que algunos alcaldes sigan desfilando por los tribunales.

Pedro Pacheco ya ha cumplido 70 años. Pasó tres años y medio en prisión por la condena del caso de los asesores, y todavía tiene pendientes en el Tribunal Supremo otras condenas por enchufismo y asuntos urbanísticos. El enchufismo era natural en la política de la Transición, y lo sigue siendo en la actual. Todos los partidos han enchufado a los suyos, miren a su alrededor, pero hay que saberlo hacer, sin electrocutarse. Esa es la diferencia. Hay enchufes y enchufes, como saben los buenos electricistas.

No entro en si Pacheco ha sido un represaliado y fue medido con rasero diferente a otros políticos condenados. Algún episodio de su vida carcelaria (como el Crucifijo incautado para que no lo utilizara como peligrosa arma) me pareció sorprendente. En los agravios comparativos con Cataluña, que tanto denunció durante su vida política, Pedro Pacheco ha esgrimido uno más, que es el caso de los Pujol. Tratado con menos rigor que el suyo.

Lo peor para Pacheco no es que haya pasado tres años y medio de su vida en la cárcel. Lo peor es que ha perdido el prestigio de su gestión como alcalde de Jerez. Ahora parece que fue un buscavidas y un aprovechategui, incluso un mangante; pero no se le puede negar que tuvo visión de futuro y planteó objetivos muy ambiciosos. Pacheco contribuyó a que Jerez se convirtiera en el mayor centro comercial de la provincia, en el imán de muchas inversiones, en la multiplicación de hoteles, y en que su población creciera mientras en Cádiz bajaba.

El fin de semana de las motos es una herencia de aquellos tiempos, del pachequismo. Estas motos ruidosas viajan desde el pasado. Las gestiones de los alcaldes marcan el presente, pero condicionan el futuro de sus ciudades, para bien o para mal.

José Joaquín León