AYER fue un día de suerte, tocaba regar. Unos operarios de la limpieza, todavía sin municipalizar, acudieron a la playa de la Victoria. Se esmeraron en su labor, con el resultado de que el módulo central lo dejaron como el lago Titicaca, de tanta agua como había. Consecuencia colateral fue que los pobres okupas que allí tienen su refugio debieron emigrar a la arena, donde amontonaron sus pocas pertenencias. Fue como un desahucio de la okupación, pero sin policías ni concejales. La verdad es que daban pena, aunque ese no sea el mejor campamento gaditano.

Se nota que se acerca el Carnaval, y que al fondo se intuye la primavera con los tambores. Uno de los mayores desperdicios que tiene Cádiz es el de las playas en invierno.  Si pudieran ponerles unos candados y cerrarlas, lo harían. Pero como están  abiertas, se puede entrar y ver lo que pasa. En invierno nunca han funcionado del todo bien, pero este año se ha agravado.

Con las playas de Cádiz nunca se hizo política, salvo en contadas ocasiones excepcionales. En los tiempos de Carlos Díaz hubo una modernización indiscutible, aunque nos quedamos sin las casetas, que tenían un ambiente que ya era como de Casa Lasquetty al aire libre. Por ello, no se dijo nada de que este socialista nos ha quitado lo que era nuestro. En aquellos tiempos, si alguna muchacha se ponía en toples era insultada de guarra para arriba. Así funcionaba la mentalidad local.

A lo largo de los 20 años que estuvo Teófila Martínez de alcaldesa se dedicó a buscar banderas azules, certificados, esto es lo mejor del mundo, las barbacoas se limpian en dos horas, toma un cenicerito de cartón, y cosas así. A la vez, el ambiente mejoraba, era como más cosmopolita, dentro de un orden caletero. Venían más turistas, a pesar de que el Tiempo Libre estaba cerrado. En invierno se mantenían unos mínimos.

Al llegar el alcalde González Santos con su concejal dimitido, las playas han entrado de lleno en el debate político. Primero con los chiringuitos de invierno, que ahí están, excepto en Cortadura, donde las mareas han llegado altitas. Luego con la municipalización de los servicios, que si son más baratos o más caros. Presentan como un éxito que los servicios funcionarán el 9 de abril, que es Domingo de Ramos. Un día en  el que nunca se me ha ocurrido ir a la playa.

Sin embargo, lo que se ha visto este invierno es suciedad, descuido, abandono. Restos ostensibles de micciones y demás. Una porquería. Cádiz no se merece eso, mientras discuten la municipalización.

José Joaquín León