EN las campañas electorales se supone que los candidatos deben presentar sus propuestas. También en las municipales. En Cádiz se ha notado un doble planteamiento. De un lado, partidos como el PP y el PSOE, que han puesto más énfasis en proyectos para el futuro. Juancho Ortiz, muy especialmente, y también Fran González han planteado propuestas concretas para los próximos años. En esa línea ha estado Ciudadanos, aunque Domingo Villero, que es nuevo en la política, parece más contenido, más confiado en la inercia de su partido. Por el contrario, Adelante Cádiz ha puesto el interés en la figura del alcalde, no en José María González, sino en Kichi de Cai. Lo importante no es lo que haga ni deje de hacer, sino él mismo.

El esfuerzo de Juancho Ortiz en la campaña es evidente. El PP cometió el error de no darle más carrete antes, cuando estaba en el grupo municipal, y siguió Ignacio Romaní de portavoz, incluso cuando ya se sabía que el candidato sería Juancho. En la campaña ha presentado los mejores proyectos de futuro, por no decir los únicos interesantes. Entre ellos, destaca la reurbanización de la zona de Pascual Pery para integrarla en la ciudad,  que incluye una remodelación ambiciosa, con un museo, centro gastronómico, explanada para conciertos, pistas deportivas,  y una pasarela acristalada entre la muralla y el paseo de la Punta.

Este es un proyecto muy interesante para la fachada marítima, a completar con el de la plaza de Sevilla, que intentaría recuperar, según estaba previsto. Se añadiría la integración del puerto (que ahora preside Teófila Martínez) en la ciudad. Ni que decir tiene que todo eso hay que concretarlo, gestionarlo y abordarlo con presupuestos. Y ya se ha visto que en los últimos cuatro años no se ha emprendido en la ciudad ningún nuevo proyecto de calado. Lo más destacable ha sido el carril bici, que se empezó a negociar antes, y está financiado por la Junta en la mayor parte que se ha construido.

Frente a los proyectos está el humo. Es decir, un programa participativo, a la carta, donde según Kichi se mantiene “el espíritu de protesta”. ¿Contra quién? Si el alcalde es él… La prioridad es construir un personaje como Kichi de Cai, un candidato que caiga simpático, que sirva para caricaturas encargadas por los suyos sin que él se entere (eso dijo), que un día proponga blanco y al siguiente negro. Pero que tiene don de gente.

Aunque la cuestión de fondo a resolver no es la simpatía, sino si debe seguir como alcalde de una ciudad en decadencia, que necesita un revulsivo para superarse.

José Joaquín León