NO tiene sentido plantear un pacto contra Kichi después del resultado de las últimas elecciones municipales en Cádiz. Se puede recordar que no tiene la mayoría absoluta, un detalle importante. Pero su triunfo fue lo bastante amplio como para dejarle gobernar en solitario, en minoría mayoritaria. Decir lo del pacto contra Kichi se puede interpretar como un brindis al sol que hacía el PP, para quedar menos mal ante los indignados por el resultado. Es contraproducente para todos, incluso para la oposición. Serían acusados de hurtar el poder al alcalde que ha sido elegido por los gaditanos. Una conspiración de la casta facha y los sociatas vendidos a las multinacionales. En fin, absurdo.

José María González Santos seguirá como alcalde y con un grupo reforzado. En democracia se debe escuchar lo que dicen las urnas. Kichi consiguió el 43,89% de los votos emitidos, que le aportan 13 concejales. Ganó con claridad, pero sin mayoría absoluta. Se quedó cerca, pero no la consiguió. En el Ayuntamiento hay 27 concejales. Y ese concejal que le falta vale su peso en oro, porque servirá para evitar que gobierne a su pleno antojo, y porque deberá pactar con la oposición (que sigue siendo mayoritaria, aunque por la mínima) algunas cuestiones esenciales para la ciudad.

Kichi consiguió 26.498 votos y ganó en 128 de las 153 mesas de Cádiz. Su victoria fue indiscutible. Pero se debe tener en cuenta que entre PP, PSOE y Ciudadanos sumaron 30.530 votos. Y que la participación fue baja: 62,64%. No votaron 36.496 personas de las 97.699 censadas. Por lo que  el 72,88% de los gaditanos censados no lo han votado. Por supuesto que eso no le resta nada de legitimidad. Votaron los que votaron. Pero es un dato a tener en cuenta. La oposición no supo movilizar el voto anti Kichi. Mientras que Kichi sí supo movilizar al tercio de gaditanos que lo apoyan.

Para respetar el veredicto de las urnas, hay que permitir el gobierno de Kichi con su equipo de 13 concejales, que le faculta para cubrir todas las delegaciones. A ver si es verdad que se ha rodeado mejor, y funciona con más eficacia. Pero no puede pretender que le permitan gobernar como si tuviera la mayoría absoluta sin haberla conseguido. Es decir, que siendo consecuente, él debe dar a la oposición el peso específico que ha alcanzado en las urnas. No ha sido muy boyante, cierto, pero es suficiente para poderle plantear una moción  si hubiera motivos.

Ahora eso no está en discusión. Ni lo plantearon en los cuatro años pasados. Es preferible que se adapten a la realidad.

José Joaquín León