LA buena gente es malísima, en Cádiz peor todavía. Ya están bramando porque han colocado unas figuras del Dios Momo y la Bruja Piti en el balcón del Ayuntamiento. Insinúan que es una alegoría del cambio, que el Dios Momo representa al mismísimo Kichi, que de tal estaría disfrazado, visto que no puede cantar en la final como en otros tiempos. Y que la Bruja Piti es una simulación de Teófila Martínez, a la que no le han puesto los pelos rubios por disimularlo así. O para que no se interprete como algo personal, según se explicó con el agua de Loreto.

Ha quedado precioso. Se ve divinamente desde la plaza de San Juan de Dios, la misma donde se reunieron todos los que celebraban el cambio, aquel 13 de junio. Ahí es nada, el tradicional ingenio gaditano. Ha llegado al puntito de que en Carnaval, en esta ciudad, en el balcón del Ayuntamiento, no sólo están todas las banderas sin que falte ninguna, sino que se representa al único dios carnavalesco que nos queda, después de que se hayan cargado a la diosa y a las ninfas. Por cierto, ninguna plataforma ha protestado ante semejante discriminación sexista y machista: asoman el dios al balcón y se cargan a la diosa. Aunque siempre les quedará Piti, que es bruja y por tanto mala, y tiene un aspecto como de la otra.

El exorno es un acierto. Por supuesto, no seré yo quien se queje por este uso carnavalesco del balcón de todos los gaditanos, incluidos los que odian el Carnaval, esos malanges y aguafiestas, que también los hay. Pero, cuando llegue el Corpus, y pongan en la fachada municipal un altar con sus santos canonizados, entonces que no vengan a decir que son laicos, y que molesta a los no creyentes, y pamplinas parecidas. Y cuando llegue la Semana Santa, que se adorne ese balcón de gala, con las colgaduras más elegantes, y que arríen las banderas a media asta de luto el Viernes Santo.

El balcón es de todos, ¿no? Así que lo mejor es dedicárselo a cada fiesta en su momento. También se utiliza para los Reyes Magos el día 5 de enero. Eso sí, se asoman con cuidado. Para no caerse, y como la iluminación navideña es a media luz, el riesgo de asomarse se complica. Cuando Kichi saludó con el bastón de mando tenía la ventaja de que había luz solar gratis. El día era luminoso. Aunque el resultado de la votación le sentó como un trueno a algunos.

¡Viva el Dios Momo! ¡Viva la Bruja Piti! ¡Viva la diosa del Carnaval y vivan las ninfas! Por vivas y vivos que no quede. En Cádiz algunos viven del cuento y de las fantasías. En ese balcón hay sitio para todos.

José Joaquín León