HUBO un tiempo en el que el Gobierno central y la Junta de Andalucía construían autovías. En general, puede que los tiempos del PP de José María Aznar y de la Junta de Manuel Chaves fueran los años de los huevos de oro para las infraestructuras. De aquellos tiempos de finales del siglo XX y la primera década del siglo XXI, no sólo heredamos sonados casos de corrupción, sino también obras públicas importantísimas. Sin ellas,  ahora la provincia de Cádiz sólo estaría un poco mejor que en los tiempos de las diligencias y los bandoleros. Pero algunos proyectos se quedaron pendientes. Entre ellos, dos autovías imprescindibles: la de Vejer a Algeciras y la de Arcos a Antequera.

Los políticos de ahora son adanistas y evistas. Creen que con ellos empezó todo, que diría el central Piqué. Se comportan como si Dios Nuestro Señor los hubiera dejado en pelotas en medio de un paraíso, para que se porten decentemente, sin hacer caso a las serpientes pecaminosas. Pero antes de estos adanes y estas evas, ya se había creado el mundo, incluso la provincia de Cádiz. Esas obras pendientes recaen sobre ellos y ellas, como el pecado original. Son de su responsabilidad, que no disimulen.

Las dos autovías son imprescindibles para el desarrollo de la provincia. La Junta de Andalucía construyó la autovía de Jerez a Los Barrios. Se pudo hacer porque gobernaba el PSOE, ya que al PP le hubieran montado un lío para impedir que se cargaran Los Alcornocales. Ahora existen la autovía y Los Alcornocales, lo que ha sido un alivio. Entonces el Gobierno central se comprometió a construir otra autovía costera que enlazaría Cádiz con Algeciras. Las obras se detuvieron en Vejer. Falta llegar hasta Algeciras y completar el arco, en una zona muy turística, saturada en verano. El pasado fin de semana ya hubo atascos insoportables. El tramo que falta, en la N-340, es una carretera de la muerte, en la que suele haber víctimas en vacaciones. Sigue pendiente.

La autovía entre Jerez y Antequera iba a conectar la Bahía y la Sierra con el enlace para la A-92. Es decir, la salida natural desde Cádiz hacia Granada, Murcia y el Mediterráneo levantino. Una vía también para mejorar la vertebración de la Andalucía occidental y la oriental. El tramo de Arcos hasta Antequera sigue pendiente. Es otra carretera con accidentes y mucho peligro, que perjudica a la Sierra y que deja más aislada a la Bahía y gran parte de la provincia.

No son caprichos, sino necesidades que dejaron aparcadas con la crisis. Para Cádiz y su provincia la crisis no ha terminado.

José Joaquín León