LA culpa del fracaso del tranvía de la Bahía la tienen los tres presidentes de la Junta de Andalucía que han gobernado en los últimos 13 años: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Fueron incapaces de terminar unas obras mal enfocadas desde el principio. Pero no se puede poner a los actuales responsables de la Junta en el mismo saco. No se puede pretender que la actual consejera de Fomento, Marifrán Carazo, que lleva seis meses en el cargo, tenga la misma responsabilidad por el marronazo que se ha encontrado. El fracaso es completa responsabilidad de la gestión del PSOE en la Junta. Casos como este hay muchos más, y es la principal explicación de que perdieran el poder después de 36 años. La culpa de que los echaran de la Junta no fue de Vox, sino del hartazgo por tantos errores.

La historia del tranvía de la Bahía es archiconocida. Hemos denunciado en infinidad de ocasiones las torpezas. En resumen, se puede recordar que han gastado 256 millones de euros, en gran parte aportados por fondos europeos. De ahí que Bruselas haya reclamado la devolución de unos 190 millones, por no terminar las obras en los plazos comprometidos.

Ahora dicen que el tranvía funcionará omo un servicio de Cercanías, explotado y controlado por Renfe. Así lo ha acordado el Ministerio de Fomento, actualmente gobernado en funciones por el socialista José Luis Ábalos, para buscar una salida al lío que sus compañeros de la Junta montaron. Para conectar a Chiclana con la red ferroviaria pusieron la calle Real de San Fernando patas arriba (con una amplia oposición vecinal). Y también se ha confirmado que el tranvía no llegará a Cádiz como tal, sino que en el Río Arillo se adapta a Cercanías.

Recordemos algunas tonterías que dijeron, como que el tranvía llegaría a la plaza de España (otros hablaron de rodear con las vías todo el Campo del Sur), y que habría una segunda línea a Jerez a través del nuevo puente de Cádiz, para lo que complicaron ese proyecto sin necesidad. Quedan para el recuerdo las declaraciones de delegados de la Junta como Fernando López Gil y las pruebas para inaugurarlo en 2019.

Por actuaciones tan lamentables como ésta nadie ha asumido responsabilidades, y no sólo políticas. Los responsables del fracaso del tranvía deberían ser inhabilitados como gestores públicos. Tampoco se explica por qué al PSOE se le ocurrió aprobar en Andalucía unos tranvías dudosos, como el de la Bahía, o el de Alcalá de Guadaíra, que no han comenzado a funcionar.

José Joaquín León