NADIE lo duda: en Cádiz lo más importante es el Carnaval. Todo lo demás importa menos. Fíjense lo que ocurrió en el último Pleno. Martín Vila, que es el concejal de Urbanismo, sugirió la posibilidad de que se pueda derribar el edificio de la Aduana, como quien no quiere la cosa, ya que algunos “han cambiado de opinión”. No se sabe si lo dijo en serio, o de cachondeo. Estamos en Carnaval y con la gracia subida. Sin embargo, le alabo el gusto a Martín, no porque vaya a derribar la Aduana (que es misión imposible), sino porque sin querer, o queriendo, ha practicado la prueba del algodón, que no engaña. En Cádiz, siendo Carnaval, todo lo demás importa un pepino.

Y esto se ha visto claramente con el derribo de la Aduana, que insinuó Martín Vila. ¿Se imaginan si lo dice un día puro y duro de otoño? Pero en Carnaval se podría derribar y la gente sólo se quejaría por el polvo. Ese mismo pleno municipal no le ha interesado a nadie. Hubo un debate sobre el plan de la plaza de Sevilla, así como una encendida polémica sobre la vivienda en la ciudad. En otras circunstancias, todavía seguiría el debate. Pero ese viernes lo más importante era llegar a tiempo a la final.

Así que hemos seguido. El 28-F hubo manifestación por la dignidad de los andaluces en Sevilla, en la que participaron los sindicatos, las mareas, los indignados, los de Podemos, los de IU y hasta algunos del PP que se extraviaron, ya que era para protestar contra Susana Díaz, contra su política sanitaria y lo mal que está todo. En Cádiz, la mejor manifestación por la dignidad fue escuchar a las agrupaciones que cantaron en el Paseo Marítimo, que ha resultado un invento de lo más carnavalesco. Bueno, otro invento falso. Antes, recién liquidadas las Fiestas Típicas, las chirigotas también cantaban en la playa, pero en verano. Recuerdo haber visto allí a ‘TBO’, e incluso al cuarteto de El Peña y El Masa. ¡Oh, qué tiempos!

En los días de Carnaval hay menos enfermos en los hospitales, menos indignados en las calles, menos preocupación social. Menos trabajo y más Carnaval, por resumir. El corista, el comparsista, el chirigotero son como los pájaros que dan cuerda al mundo gadita, por decirlo al modo de Murakami, uno que nunca escribió un pasodoble.

Algunos creían que la Aduana se salvó gracias a José María Esteban y a José Ramón Pérez Díaz-Alersi, para que no siguieran protestando. Pero eso es falso. Se salvó por lo mismo que sigue intacta toda la plaza de Sevilla: porque allí nadie es capaz de hacer nada. Y en Carnaval, ya me contarás.

José Joaquín León