PARA llegar al Senado hay dos vías: por las urnas o por la cara. No es exactamente así, sino que un candidato puede ser elegido en las elecciones generales, o bien puede ser designado por su partido en el cupo autonómico. Sin embargo, es muy raro lo que ha conseguido el socialista isleño Fernando López Gil, que fue delegado provincial de la Junta y posteriormente viceconsejero. López Gil fue eliminado de la candidatura al Senado por la dirección central del PSOE. Era el día en que se agitaron los cuchillos contra los susanistas en la madrileña calle Ferraz. Pero, posteriormente, se han renegociado estos asuntos. Y así la dirección del PSOE de Andalucía ha nombrado a Fernando López Gil senador autonómico. Lo mismo que estaba previsto, pero a posteriori y sin urnas.

¿Y cómo se renegocian esos asuntos? En la misma reunión, fue relevado el portavoz del PSOE en el Parlamento de Andalucía. Mario Jiménez era uno de los susanistas más susanistas de todos los susanistas (al nivel de Irene García, o incluso más), y además había sido el presidente de la gestora del PSOE cuando la auténtica Susana puso sus poderes encima de la mesa de Ferraz. A Mario Jiménez le tenían echado el ojo. Así que Susana ha ejercido de Salomé en ese asunto. Empezó el baile como en la danza de los siete velos. Cabeza política en bandeja de plata; y a otra cosa, mariposa.

Mario Jiménez tenía mala cara desde que perdieron la Junta de Andalucía. Estaba de portavoz del PSOE, pero como si no lo viera claro. Sin embargo, este partido es el que mejor controla las colocaciones y descolocaciones. De modo que si uno se descoloca porque ganan los otros, no se puede descartar que se recoloque incluso si pierden los suyos. Quizá no lo entiendan, pero se comprende. Se habla de los cadáveres políticos con mucha soltura, pero de repente no estaba muerto, sino que estaba tomando cañas, como cantaba Peret, aquel trovador que hoy sería como Mario Iceta.

Se están alcanzando posturas de consenso. López Gil será senador autonómico, porque no lo van a vetar como al referido Iceta. El susanismo y el chiquismo (del gran Chiqui de Chiclana) sigue vivo en la provincia. Sin embargo, ahora hay coexistencia, como se ha visto en la Diputación con Irene García y José María Román. Este partido no es como Podemos o como Ciudadanos, que se matan políticamente entre ellos todos los días. Por el contrario, aplican la sabiduría de la vieja política guerrista: el que se mueve no sale en la foto.

Y si no sale, otro día se hacen otra foto.

José Joaquín León