ES justo y necesario felicitar a nuestro alcalde Kichi. Por fin el Ayuntamiento acoge una exposición de notable interés. No significa que las demás que organizan sean de andar por casa con los cuadros del salón, aunque algunas sí; pero en Cádiz se debe exigir más ambición y atravesar ciertas líneas (rojas, por supuesto) que marcan la diferencia entre lo cotidiano y lo que alcanza un rango cultural superior. La exposición Arte y mito. Los dioses del Prado, que se ha inaugurado en la Casa de Iberoamérica, incluye obras de primeros espadas de la pintura, como Zurbarán, Ribera y Rubens. Unas obras que vienen del Museo del Prado, de Madrid, con el patrocinio de la obra social de La Caixa.

Después de las exposiciones del Bicentenario, en 2012, esta ciudad padece una lamentable atonía cultural. La mayor excepción fue otra exposición con fondos del Museo del Prado, la titulada Los objetos hablan, que pudo verse en 2015. Había sido solicitada por el anterior Ayuntamiento, todavía en tiempos de Teófila Martínez como alcaldesa. La exposición vino a Cádiz por las gestiones y la colaboración del recordado José Pedro Pérez Llorca, que era presidente del Real Patronato del Museo del Prado.

Ya sabemos que la anterior concejala de Cultura, Eva Tubío, no se caracterizó por una buena gestión de ese departamento. A ver si la nueva responsable de la Cultura municipal, Lola Cazalilla, tiene más altura de miras. Aunque las exposiciones no formen parte del Carnaval, integrado en su delegación. Y aún sin museo, por cierto, a pesar de que Kichi hizo de guía para las visitas.

En Cádiz tenemos más museos. Algunos municipales y otros no. Porque eso también hay que decirlo, para que no se enfaden mis amigos de Podemos. La Junta de Andalucía, tras el cambio de la tortilla, ¿qué está haciendo en el Museo de la Plaza Mina? En ese museo también pueden organizar exposiciones bonitas de primer nivel. Y en ese museo hay cuadros que no desmerecen en nada de los que pueden admirar en la Casa de Iberoamérica, procedentes del Prado.

A la Junta (entonces con el PSOE) y al Ayuntamiento de Cádiz (ya con Unidas Podemos, o como se llamen, van cambiando) se les escapó vivo el Año de Murillo. En Sevilla fue un pelotazo, y hubo grandes exposiciones. Aquí ni se enteraron. A pesar de que Murillo trabajó en Cádiz, donde dejó obras, y donde las leyendas cuentan que sufrió la caída de Santa Catalina que resultó mortal.

La nueva exposición del Museo del Prado es un ejemplo evidente de que en Cádiz hay mucha tarea cultural por delante.

José Joaquín León