EN Cádiz hay demasiado derrotismo y demasiada envidia, por lo que a algunos les cuesta asumir la realidad. Un buen ejemplo es lo que ha pasado con el cuarto aniversario del puente de la Constitución de 1812. En cualquier ciudad estarían orgullosos de tener una infraestructura así, y de que por fin esté terminada, tras dos décadas de gestiones y trabajos. Sin embargo, ahí lo tienen: lo que ha quedado de este cumpleaños feliz es una polémica en Twitter entre José Blas Fernández, el alcalde Kichi y David Navarro, en la que se han liado en plan patio de vecinos. Y, además, aún predomina la teoría de que el puente no está acabado (lo que no es cierto) y que no ha solucionado nada (lo que es rotundamente falso).

Según explicó recientemente el ingeniero jefe de las carreteras del Estado en la provincia de Cádiz, José María Padilla, la infraestructura está totalmente terminada, tras implantarse el tendido de fibra óptica y el radar de tramo. Cumple todas las funciones que le fueron asignadas, excepto las que son imposibles. Ha mejorado enormemente el tráfico de los accesos a Cádiz. Es verdad que no entran más de 20.000 coches diarios, por la sencilla razón de que la actividad ha decaído en la ciudad. Pero reduce el tiempo de entrada al centro histórico y el puerto desde Puerto Real y la salida de la autopista en casi media hora (sin contar los legendarios atascos de otros tiempos conflictivos en el puente Carranza).

Es una vía de acceso rápida y moderna. Por el viejo puente sólo se puede circular a 60 kilómetros/hora y por el nuevo a 100 kilómetros/hora. Por las noches se puede iluminar, como también en acontecimientos y fiestas, cumpliendo así su sentido icónico. Si no tiene más fama como símbolo es porque el marketing local es de andar por casa.

Las obras pendientes no son competencia del Estado. Las plataformas para el tranvía  eran una chorrada. No funcionan porque no hay tranvía a Puerto Real, ni lo habrá. La avenida transversal está incompleta porque el Ayuntamiento de Cádiz no la ha terminado. Lo mismo sucede con la carretera industrial. El puente es un instrumento. Si no se aprovecha mejor, la culpa no es de la guitarra, sino de los guitarristas.

El 28 de octubre se cumplirán los 50 años de la inauguración del puente Carranza. Medio siglo después, los accesos a Cádiz no tienen nada que ver con el pasado. En el puente Carranza cobraban un peaje de 25 pesetas, que después se eliminó, con gran júbilo. El nuevo puente es un regalo de todos los españoles a Cádiz. Y encima se quejan.

José Joaquín León