ALGUNOS están descubriendo ahora el Teatro Romano de Gades, como si fuera una novedad. Durante una década la Junta de Andalucía retardó el proyecto de rehabilitación hasta lo incomprensible. Por eso, hay que felicitarlos, si ahora, como parece, apuestan por el Teatro Romano. Más allá de las fotos con el vicepresidente Jiménez Barrios, en las vísperas de que venga Pedro Sánchez. Pero lo más curioso de este sarao que organizaron fue lo que dijo el arquitecto Francisco Reina. Pues una opción que plantea para el futuro es la demolición de varias manzanas del barrio del Pópulo. Eso sí, en edificios sin valor patrimonial, puntualiza.

Esto es lo mismo que se dijo cuando intentaron arrasar el barrio de Santa María en los años 50 del siglo pasado, aunque los objetivos son diferentes. En aquellos tiempos, con el alcalde José León de Carranza, esgrimieron que el barrio de Santa María estaba lleno de casas de vecinos hacinados, que vivían en condiciones insalubres. Y que la solución era derribar y construir nuevas casas, con calles más abiertas, y alguna de tipo avenida. Por suerte, un grupo de intelectuales gaditanos lo impidió. Ya que, en caso contrario, no tendríamos cuesta de Jabonería. Esto fue antes de que construyeran la barriada de la Paz en terrenos ganados al mar en el polígono de los Corrales. Y antes de la ocurrencia del Cádiz 3.

Ahora lo que se plantea es reordenar manzanas con demolición de “algunas fincas” (al parecer, seis), donde hay 29 viviendas, en parte deshabitadas. Se ha explicado que no afectaría a la Casa de los Estopiñán, ni a la Casa de la Contaduría, lo que supone un alivio, pues estaría bueno. Y que todo se haría con la intención de seguir excavando y ampliando el Teatro Romano, que en sus tiempos gloriosos de los Balbo era mucho mayor de lo que ahora vemos. También se contemplaría un nuevo edificio.

¡Ojú! Es un proyecto de alto riesgo, que puede resultar muy bueno o muy malo, depende de los detalles. Implicaría una nueva planificación del Pópulo, con el consiguiente peligro. ¿Qué peligro? Convertir un barrio histórico en algo irreconocible, con la excusa del Teatro Romano. Es una zona muy sensible, el origen de la ciudad actual.

Volver a Gades con unas obras del siglo XXI merecerá, como mínimo, un serenísimo análisis y amplio debate. No es necesario crear alarmismo todavía, porque nos encontramos en la fase previa de la elucubración. Del dicho al hecho sabemos que media un trecho de varios años. Allí mismo, en las obras del Teatro Romano, ya se ha visto.

José Joaquín León