LA sentencia del proceso independentista de Cataluña condicionará la campaña electoral y el futuro Gobierno. Una vez más, el debate sobre los problemas del país y de la gente (como se suele decir) quedará aparcado, a pesar de la falta de parkings. No se hablará de otra cosa en los próximos días. Como aperitivo, lo filtraron el día de la Fiesta Nacional. Serán castigados por sedición, pero no por rebelión. Ha sido como si te cuentan el final de la película en la víspera del estreno. Mala idea para la venta en taquilla. Al juez Marchena se le quedó la carita de circunstancias en el Palacio Real. En este país (o más país) no saben guardar un secreto.

¿Y la esperada sentencia es justa o injusta? Pues depende de cómo se mire. Para empezar, la sentencia será recurrida en diversos tribunales, incluido el Supremo y el Constitucional, hasta que llegue al de los Derechos Humanos de Estrasburgo. Todavía quedan muchos capítulos, por lo que la película indepe será un tostón. En teoría, una condena a 13 años de cárcel, como le ha caído a Oriol Junqueras, no es para tomársela a guasa. Sin embargo, lo importante será el cumplimiento. Ya se está hablando de la generosidad que pueden tener, con estancias en prisión de lunes a jueves, dentro de poco tiempo. Esas competencias penitenciarias están transferidas a la Generalitat.

Y siempre les quedaría el indulto, que a día de hoy es como mentar a la bicha. En Cataluña, el líder del PSC, Miquel Iceta, no lo descartó, pero en Madrid, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, sí que lo ha rechazado, al menos en campaña. Ese es el riesgo de moverse entre fuegos cruzados, se pueden quemar por un lado o por el otro. Con unas elecciones en el horizonte, deberán buscar la cuadratura del círculo. Algo semejante le sucede a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

La sentencia del proceso independentista se combina, gratuitamente, con la exhumación del cadáver de Francisco Franco. Si Tarradellas dijo aquello de Ja sóc aquí, cuando regresó del exilio, el caudillo de antaño va a regresar al Pardo, con “dignidad”, según Carmen Calvo. El paseo fúnebre beneficiará a Vox, como ya se está viendo en las encuestas. Pedro Sánchez parece el jefe de campaña de Vox, partido al que está engordando. Ya lo hizo Susana Díaz en Andalucía y le costó muy caro; o sea, le costó irse a la oposición. Pero no han escarmentado.

Cuando Pedro Sánchez hizo todo lo posible por convocar elecciones el 10 de noviembre, miró la agenda. Sabía que la sentencia y el entierro causarían interferencias. Se arriesgó, al suponer que le beneficia.

José Joaquín León