EL paro en noviembre es otra tradición gaditana, como los Tosantos y las noches de Halloween. Empieza el mes con los difuntos y los parados, que nutren las estadísticas. Ha llegado el otoño, con sus guadañas, y con los primeros fríos cierran hoteles en las costas, a pesar de que el Patronato Provincial de Turismo visita Fitur, en Madrid, el Reino Unido y Alemania para salvar los muebles. Otros años se convertía Cádiz en la provincia española con más parados en octubre. En 2019 se ha tenido que conformar con el segundo puesto. En Baleares ha crecido más todavía el paro. La culpa es de Thomas Cook, que ha dejado de enviar turistas a Mallorca y a Ibiza. Gracias a ese barquinazo, Cádiz no ha ganado el campeonato del paro a principios de noviembre.

Sin embargo, no hay que minimizar lo ocurrido. A finales de octubre había 6.736 parados más en la provincia, sumando un total de 146.204 personas registradas por el Ministerio de Trabajo. Ha sido la provincia de la península con más parados en octubre, superando incluso a Barcelona, a pesar de los adoquines. Y lo peor es que la Seguridad Social ha perdido 4.255 afiliados en Cádiz, con lo que hay menos cotizantes para pagar las pensiones. Ya no queda nada en la hucha, pero sí algunos ricos, a los que Pablo Iglesias odia, sobre todo a Amancio Ortega, por no pagar él solo todos los impuestos que quiere subir, si algún día gobierna. A medias con las multinacionales que fastidian a los taxistas, esos también.

Volviendo al paro de noviembre, resulta que la culpa no es de las multinacionales, porque casi todas las empresas turísticas de la costa son españolas. Ya se sabe que la costa gaditana es como es. El turista no se anima a bañarse en las playas en invierno, a pesar del calentamiento global. La provincia depende demasiado de un turismo basado en las playas, que son estupendas. Siempre incluyen a Bolonia y algunas más entre las 10 más bonitas de España, pero ni por esas se salvan. El invierno es un infierno.

CCOO y UGT le echan la culpa a la precariedad, a los contratos temporales; y es verdad, pero en invierno no hay ni eso. Otra vez ha llegado noviembre, con el réquiem de Mozart, de Verdi o de Brahms. con sus difuntos, con sus ánimas benditas y sus parados, que también sufren su purgatorio: varios meses en las listas del paro, hasta que vuelva a salir el sol y caliente de verdad para que abran los hoteles que han cerrado en el Novo, en Conil y en casi toda la costa.

Pero en el debate televisado, según Pedro Sánchez, todo iba estupendamente.

José Joaquín León