EN Cádiz parece que están jugando al Monopoly con los edificios, que cambian de dueños y de usos con increíble facilidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, igualmente servirían para un roto que para un descosido. Dos ejemplos maravillosos son Valcárcel y los depósitos de Tabacalera. En Valcárcel iban a construir un hotel de lujo de cinco estrellas, según el acuerdo al que llegaron la Diputación y el Ayuntamiento, pero ahora parece que toda la vida ha servido para la Facultad de Ciencias de la Educación, que fue un remiendo cuando fracasó el hotel. Igual que los depósitos de Tabacalera. Ahora parece que la intención de construir allí la Ciudad de la Justicia viene del siglo pasado, cuando la idea del anterior Ayuntamiento era construir allí un espacio de arte progresista como el Matadero de Madrid.

En Valcárcel, cuando querían construir el hotel de lujo de cinco estrellas, los indignados organizaron el movimiento de Valcárcel Recuperado, con una gran okupación, a la que apoyó el cantante Javier Ruibal, entre otros. Hasta que se les encendió la lucecita del Pardo, digo del Rectorado, para que la Facultad de Ciencias de la Educación (que se trasladó, en sus tiempos de Magisterio, desde Cádiz al campus de Puerto Real), volviera desde el campus de Puerto Real a Cádiz y lo pagaran todos los andaluces, incluso los de Puerto Real, en vez de pagarlo la Universidad, si ese es su deseo, y a pesar de que hubo un cambio de rector.

Es decir, que lo de Valcárcel podría pagarlo la Junta, pero ahí han cambiado de opinión la Diputación, el Ayuntamiento, la Junta y la Universidad, según mandaran unos u otros. Y lo presentan como si hubieran defendido siempre lo mismo.

Igual ocurre con la Ciudad de la Justicia. El Ayuntamiento de Cádiz concedió a la Junta una licencia para construirlo en el solar de Tolosa Latour, donde estuvo la Institución Provincial Gaditana. Hasta que después, con los cambios en el Ayuntamiento y la Junta, se les ocurrió el trueque por los depósitos de Tabacalera, donde querían hacer un Matadero del arte contemporáneo para dinamizar Loreto y llenarlo de artistas.

Otrosí les cuento con el trueque de los edificios del antiguo Gobierno Militar (después Centro Cultural Reina Sofía) y el edificio de la calle Ancha donde estaba el Rectorado (y en tiempos la Jefatura Provincial del Movimiento). Un cambio que gustaba, pero que ahora no gusta tanto a los funcionarios afectados entre mudanza y mudanza. Y son sólo unos ejemplos, a los que podríamos añadir muchos más.

José Joaquín León