ESTE Gobierno se está especializando en pedir sacrificios a la gente mientras ellos mismos se saltan lo que reclaman a los demás. Este Gobierno está formado por ministros del PSOE y de Unidas Podemos, conviene no olvidarlo. Mientras el presidente, Pedro Sánchez, acudía al Congreso y pedía unidad a la oposición (que equivale, en la práctica, a no criticarlo), el socio de Gobierno aprovechaba la oportunidad para arremeter contra la Monarquía constitucional. Las presuntas actividades corruptas del rey emérito Juan Carlos I no pueden servir para cuestionar el sistema político, ni este es el mejor momento para entrar en esos asuntos. Por eso, las declaraciones de Pablo Echenique son de una gran bajeza política.

Organizar una cacerolada contra el Rey, a la hora del discurso de Felipe VI, es deleznable. Y, además, peligroso. A los podemitas que están echando leña al fuego se les puede volver en contra. Tienen mucho que callar en la gestión de esta crisis, empezando por la presencia de Pablo Iglesias en un Consejo de Ministros saltándose las normas de la cuarentena por la cara. Por no hablar de las medidas sanitarias adoptadas, que fueron tardías y algunas equivocadas.

Así que la gestión del Gobierno se merecería otra cacerolada, esto también sería libertad de expresión, como dice Pablo Iglesias. Hubo negligencias y errores graves. Pero tampoco es el momento. Se sabe que el actual Gobierno será incapaz de gestionar una situación de reconstrucción nacional como la que nos vendrá encima en los próximos meses. Así que cuando se recupere la normalidad, será inevitable una crisis de Gobierno y la formación de un Consejo de Ministros con otras personas y otros apoyos políticos. No se puede encomendar a Frankenstein que levante España.

Todo eso se sabe, insisto. Y se ha aplazado ese debate, porque ahora no es el momento oportuno, mientras hay decenas de muertos todos los días por el coronavirus. Pero si se aplaza, que sea para todos. También para los podemitas, que en un ambiente como el actual (con libertades y derechos suprimidos, con un sistema temporalmente autoritario), se encuentran en su salsa y se están creciendo, haciendo lo habitual de las dictaduras: unas normas para los jerarcas y otras para el pueblo.

En cuanto a las declaraciones del alcalde de Cádiz, José María González, contra el rey Felipe VI son de pena. Es el alcalde de todos los gaditanos, no es sólo Kichi el anticapitalista. En las crisis se ve la grandeza y la chungueza de los gobernantes.

José Joaquín León