EL alcalde Kichi se ha montado su despachito casero en la cocina para teletrabajar, según hemos visto en el Diario. Está un poco improvisado en la decoración, y se echa en falta algún detalle alegórico, como un póster de don Fermín Salvochea, o una foto del Nazareno, o una máscara que ponga gaditanía en esa cocina-despacho. Pero vamos a lo principal. Aunque el alcalde no es partidario del Gobierno de coalición que montaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, justifica que mantuvieran las manifestaciones del 8-M, cuando eso ya no lo justifican ni las asistentes. Se sabía que era peligroso, que facilitaría los contagios, y que la prohibición de actos masivos estaba recomendada por la OMS y por la Comisión Europea. No la suspendieron por una politiquería mal entendida.

No obstante, es verdad que no fue la única tontería cometida esos días. Hubo otras, como el acto organizado por Vox en el Palacio de Vistalegre, donde se reunieron 9.000 personas. De allí salieron enfermos de coronavirus Javier Ortega-Smith y Santiago Abascal. Después se han contagiado otros militantes de Vox y ese foco sigue activo. Igual que el de la manifestación, en la que se contagiaron Irene Montero y Begoña Gómez, parejas de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Ellos no han guardado cuarentena, por una excepción intolerable porque el coronavirus no entiende de cargos. ¿Y qué ha pasado con Carmen Calvo? Esta señora estuvo en el lío y ahora ha desaparecido.

Hubo más errores, como permitir que tres mil hinchas del Atlético de Madrid viajaran a Liverpool y se pusieran arrebujados en las gradas de Anfield. Sucedió después del 8-M, cuando se hablaba de aislar a Madrid. ¿Y los viajes a provincias costeras? Por eso digo que no hay que demonizar al feminismo del 8-M, como si el coronavirus lo hubieran propagado ellas solas.

Y ya que se habla de feminismo, podrían aprovechar el confinamiento para leer Sexual Personae, de Camille Paglia, un libro de 864 páginas. Esta señora, que es feminista, atea, bisexual, que tuvo pareja lesbiana y es políticamente liberal, por lo que no se la puede calificar de facha, critica la deriva del feminismo actual, la falta de liderazgos que suplantan actrices, influencers y políticas de pocas luces, la exageración del victimismo como otra forma de sumisión al poder, las cuotas y medidas protectoras que impiden la verdadera igualdad...

El feminismo tiene otros coronavirus internos. No se debe aprovechar un error del Gobierno para condenarlo, pero tampoco se puede negar que un error es un error.

José Joaquín León