LA crisis del coronavirus viene de una pandemia global, como se encarga de recordar Pedro Sánchez para encubrir sus torpezas en la gestión, pero tiene consecuencias locales diferentes, según los territorios. Ya se ha explicado para la desescalada del confinamiento, que no debería ser igual en Andalucía que en Madrid, ni afecta igual al medio rural que al urbano. Tampoco afecta igual a todas las ciudades, ni a todos los municipios, grandes o pequeños. Por ello, los ayuntamientos son parte del problema y de la solución. Hay que tener en cuenta las necesidades de cada lugar. Y ahí es donde se intuye un gravísimo peligro para Cádiz y para otros municipios de la provincia.

Hace falta previsión de futuro y establecer las prioridades. Por ejemplo, en Cádiz va a ser mucho más necesario el nuevo Hospital que el traslado de la Facultad de Ciencias de la Educación desde el campus de Puerto Real al edificio de Valcárcel. No digo que lo descarten, no, sino que en las prioridades hay que fijar un ranking coherente.

El alcalde de Cádiz, José María González Santos, debe adoptar un tono más institucional y menos Kichi, para empezar a trabajar en los asuntos de futuro. Para ello debe negociar con la Junta y con el Gobierno cuando aprueben medidas. En esta crisis, el dinero va a circular de arriba abajo. A los ayuntamientos les llegará desde la Junta y el Gobierno central, que a su vez lo recibirán de la Unión Europea. Eso puede originar requisitos adicionales, porque no lo van a regalar, y además pedirán compromisos para evitar despilfarros y chapuzas, como el tranvía de la Bahía y otras paridas así.

Para Cádiz, una de las mayores prioridades es que no se hundan el turismo, la hostelería y el comercio. Más empleo de calidad crea la industria, que tampoco se debería hundir, a pesar de que los sectores aeronáutico y naval van a afrontar enormes dificultades. El papel de la Zona Franca y el Puerto, en este nuevo escenario de la crisis, también hay que valorarlo. En Cádiz no existe nada que, a priori, pueda salir reforzado. No han abierto industrias de mascarillas y respiradores en el polígono de la Zona Franca, ni nada de eso. Ni nada de nada.

Lo primero es conseguir que este Gobierno errante, que no sabe qué hacer, permita la temporada de verano en unas condiciones dignas. Es decir, que las playas estén abiertas, puedan venir veraneantes y otras medidas normalizadoras. En Cádiz es posible controlar la pandemia sin arruinar del todo. Para eso, hacen falta ideas más claras y liderazgos sólidos. No se ven.

José Joaquín León