UNO de los aspectos más turbios de esta crisis del coronavirus es el Mando Único. Si lo hubiera decretado Mariano Rajoy dirían que es un golpe de Estado. Pero como lo hacen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no pasa nada, porque tienen bula, y colegas que les siguen el rollo autoritario. Personas que han leído libros, dicen que lo del Mando Único y el Ministerio de la Verdad les recuerda a 1984, de George Orwell, aunque no es lo mismo. De ese autor, a los que no lo hayan leído, les recomiendo Rebelión en la granja, de la que se habla menos, por motivos obvios. Y los que no hayan leído nada, no se crean que este Orwell era un facha, sino que fue anticolonialista, socialista y participó en la Guerra Civil española con los republicanos, de donde salió asqueado de los dos totalitarismos: el de los fascistas y el de los soviéticos.

El Mando Único está cumpliendo las mejores fantasías distópicas. De momento, han reconvertido el Estado de las Autonomías en un grupo de presidentes para charlotear en videoconferencias y darles las órdenes oportunas. En las ruedas de prensa, venga a manipular y a salir militares, policías uniformados y guardias civiles, mientras los de Podemos critican que el rey Felipe VI vista uniforme militar. ¿Acaso no dice Pedro Sánchez, en todas sus charlas a lo Queipo de Llano, que estamos en una guerra? Cualquier día matará a un mosquito a cañonazos en la Moncloa.

Y, además, que el movimiento nacional se demuestra andando. Esa Ley Mordaza, que tanto criticaron, y que iban a derogar, mira cómo la ponen en práctica. Han prohibido las libertades más básicas. Manuel Aragón, catedrático emérito de Derecho Constitucional, escribió un artículo en El País, donde explica que la declaración del estado de alarma “no permite, a su amparo, decretar, como se ha hecho, la suspensión generalizada del derecho de libertad de circulación y residencia de los españoles, medida que sólo puede adoptarse en el estado de excepción”. Es decir, se puede pedir a los ciudadanos que se queden en casa, y nosotros cumplirlo por responsabilidad. Como en otros países europeos. Pero no se puede amenazar ni castigar.

Por ir de Sevilla a Tomares o Gines te sancionan con unos multazos desproporcionados, que probablemente son ilegales, como ha advertido la Abogacía del Estado, y estudia el Defensor del Pueblo interino, Francisco Fernández Marugán, que es socialista. La Policía se ha agrisado y se ha venido arriba, incluso ha entrado en iglesias de Cádiz y Granada a disolver; y la Guardia Civil rastrea en internet las críticas al Gobierno, según dijo un general, que al parecer no sabe lo que dice. Del fino bigotito hemos pasado a la coleta.

José Joaquín León