CUANDO pase el tiempo, cuando la pandemia del coronavirus sea un mal recuerdo para las actuales generaciones, habrá que valorar con perspectiva lo que está ocurriendo. Es seguro que entonces la gente se horrorizará, todavía más, por las negligencias y torpezas cometidas. Entre ellas, una de las más intolerables es haber mandado al personal sanitario a luchar contra la pandemia en unas condiciones indignas, que recuerdan a los romanos cuando echaban cristianos a los leones. A ellos los han empujado al martirio del coronavirus. El caso de las mascarillas fake que entregaron a los médicos y enfermeros, y que ha producido contagios en los hospitales de Cádiz y Jerez, no se puede despachar como una equivocación, sino que deben depurar las responsabilidades.

Sobre todo hay que establecer la realidad de los hechos. Según se ha publicado, en Aragón advirtieron al Gobierno, a través del Mando Único, de que las mascarillas no protegían al personal sanitario, por lo que se debían retirar. La notificación fue cursada el 10 de abril. Sin embargo, pasaron cinco días hasta que el Ministerio de Sanidad pidió la retirada a las autonomías en las que ya se estaban usando. Eso ocurrió el 15 de abril. Durante ese periodo, en diversos lugares de España, entre ellos Cádiz y Jerez, hubo médicos y enfermeros en los hospitales trabajando en unas condiciones falsas de prevención. Ya se han detectado varios contagios de coronavirus entre quienes trabajaron esos días en los hospitales.

¿El Ministerio de Sanidad es incapaz de asumir sus responsabilidades? ¿El presidente del Gobierno no aprecia motivos para destituir ya a Salvador Illa, ese ministro que ha cometido tal torpeza entre otras muchas? ¿Hasta cuándo van a mantener algunos la vista gorda, tan sólo por sus compadreos políticos? Algunos sindicatos sanitarios ya están presentando denuncias en los tribunales, aunque otros parece que están pasando, a ver si se olvidan.

Cuando pase el tiempo, cuando la pandemia del coronavirus sea un mal recuerdo para las actuales generaciones, etcétera, veremos dónde está cada uno. Pero es probable que entonces se recuerde con admiración (y con tristeza) el sacrificio de los médicos, enfermeros y personal sanitario, a los que obligaron a ejercer su profesión a lo loco, no sólo con el riesgo que siempre asumen, sino en unas condiciones bochornosas. Por incompetencia del Gobierno, y por algunas compras rarísimas que también deberían investigar, mientras se siguen justificando con excusas trucadas.

José Joaquín León