EL Puerto de Cádiz no aparece entre los ocho de España en los que el Mando Único de Pedro y Pablo permite el monopolio de barcos con pasajeros de otros países. El único de Andalucía es Málaga, precisamente el mayor competidor en el mercado de cruceros. Se supone que no afecta al resto del negocio portuario. En el periodo de esa medida (un mes) no iba a llegar ningún crucero. El último fue el Soureveign, que entró en la noche del sábado 14 de marzo, cuando empezó el encierro, y sus 1.888 pasajeros fueron trasladados de inmediato en autobuses. Algunos protestaron. No sé si porque querían que dejaran a ese crucero vagando eternamente, como si fuera el buque fantasma.

Una de las consecuencias de esta crisis del coronavirus es que también afecta al Puerto y sus circunstancias relacionadas con la ciudad. Cádiz se quedará sin la Gran Regata de 2020, que iba a ser uno de los platos fuertes para el turismo del verano. Los barcos debían permanecer en Cádiz desde el 9 al 12 de julio, pero no vendrán. La suspensión ya fue adoptada por la Sail Training International, que lo organiza. Según el nuevo calendario, los barcos llegarán a Cádiz del 9 al 12 de septiembre de 2021; es decir, 14 meses después de lo previsto.

La noticia es negativa, sobre todo porque deja el mes de julio huérfano de alicientes. Se ha perdido la Gran Regata, no vendrá Alejandro Sanz en su gira, los principales conciertos van a ser suspendidos y cambiados por otros de pequeño formato, según dice el Ayuntamiento. Así los alicientes alternativos se han perdido. Y, para colmo, el Teatro Pemán (digo del Parque, o como se llame) tampoco ofrecerá espectáculos este verano. Una ruina y un aburrimiento.

Más preocupante que la Regata aplazada, es lo que está ocurriendo en el Puerto de Cádiz con la pérdida de cruceros. La APBC, que preside Teófila Martínez, se encontró de repente con la suspensión de llegadas de grandes cruceros en abril, mayo y junio, que coincide con la temporada alta de esta modalidad de turismo. Y lo peor no es eso, sino que los problemas surgidos en cruceros donde se propagó el coronavirus, afectarán de lleno al sector. En los próximos meses, van a sufrir una pérdida de miles de clientes, hasta que tengan más garantías sanitarias y se restablezca la confianza. ¿Usted se apuntaría a un crucero en otoño?

Perder la Gran Regata y los cruceros de 2020 es un palo gordo para Cádiz y su comercio hundido. Son pérdidas irrecuperables. Habrá que trabajar para que esos daños no vayan a peor en los próximos meses.

José Joaquín León