EN la desescalada del coronavirus todo el mundo barre para casa, y no ven más allá de su provincia. El cosmopolitismo pasó a mejor vida. ¿A quién se le ocurriría hoy viajar a Nueva Zelanda? Todavía no se puede ir desde Jerez a El Cuervo. Están hablando de establecer corredores seguros para que los alemanes viajen desde su país hasta Palma de Mallorca, donde poseen su segunda residencia. Los germanos no son como los gaditanos, que la tienen en Chiclana. Aquí la gente se ha adaptado al terruño. Ya nadie considera exagerado que salir de Cortadura sea como ir al extranjero. Hasta que, de repente, soltaron que van a permitir los viajes, incluso entre comunidades autónomas, aunque siempre que estemos en la fase 3.

Eso lo dijo el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, el lunes por la mañana, y tuvo minutos de gloria: apareció en televisión, en las radios, en los diarios de papel y digitales, en todas partes. El amigo de Delcy no habló sólo de provincias, sino de “comunidades autónomas”. De modo que el lunes 8 de junio se podría ir de Cádiz a Cáceres, por poner un ejemplo, o incluso más lejos.

Al día siguiente, martes por la mañana, apareció otro ministro, el del mando único, el de Sanidad, Salvador Illa. Como es el que manda ahora, hizo otras declaraciones, en las que dijo lo contrario de lo que decía José Luis Ábalos. No se podrá viajar entre comunidades hasta el 22 de junio, como mínimo, y además eso lo decidirá la cogobernanza; o sea, él y su jefe. Si bien las comunidades de la cogobernanza pudieran decidir sobre sus provincias propias, y allá ellos. Para más líos, ayer apareció la ministra de Turismo, Reyes Maroto, como una moto, y dijo que el 22 de junio abrirán la frontera de Portugal y Francia. ¡Vaya! A las dos horas dijeron que no, que esperen al 1 de julio.

Entre un ministro majarón y otra, apareció el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y se le vio el plumero malagueño. Dijo que o todos moros, o todos boquerones. Que si su Málaga y Granada no pasan a la fase tres, en las otras seis provincias que se jodan, digo que se esperen, y tampoco podrán viajar. Es decir, que la próxima semana, no pueden ir de Sevilla a pasar el puente del Corpus (allí el jueves es fiesta local) en Sanlúcar de Barrameda, la tierra de Juan Marín, y deben esperar hasta que los cordobeses puedan ir a Fuengirola.

Malagueño tenía que ser y se le ha notado. Porque a ver cómo le explica ahora a las otras seis provincias andaluzas que no les permite hacer lo que estaba reclamando. ¡Vaya cogobernanza! Igualico que antes.

José Joaquín León