EN la última reunión de presidentes autonómicos, Juanma Moreno le planteó a Pedro Sánchez la conveniencia de suspender este año la Operación Paso del Estrecho. O, en su defecto, que le explique cómo la piensa organizar, ya que afectaría a otras autonomías, además de Andalucía. El presidente del Gobierno no le contestó ni sí ni no, y daba lo mismo que respondiera esto o lo otro, pues suelen cambiar las medidas varias veces a lo largo de la semana. Se trata de un asunto importante para la provincia de Cádiz y su turismo de verano, como también lo es la llegada de pateras descontroladas. Es delicado, y no cabe la confrontación política entre partidos. La Junta de Andalucía y el Gobierno de España lo deben pactar.

No obstante, para la Operación Paso del Estrecho, hay que contar (y mucho) con el Reino de Marruecos. Y para frenar las pateras también. Cuando empezaron a proliferar los casos de coronavirus en España, lo primero que hicieron en Marruecos fue cerrar las fronteras y prohibir los viajes. Con buen criterio. Allí han decretado unos confinamientos estrictos, que mantienen el número oficial de muertos en 208 y los casos de contagios confirmados en 8.250. Esas cifras de Marruecos no se las cree nadie (ni las de España tampoco), pero, en teoría, apuntan a un buen control de la pandemia, siguiendo la estrategia que el doctor Simón propuso cuando ya era tarde: encerrar a la gente y resistir hasta que escampe.

No debería pasar con la Operación Paso del Estrecho lo mismo que con la apertura de las fronteras de Portugal. La ministra de Turismo, Reyes Maroto, dijo que abrirían las fronteras con el país vecino el 22 de junio, y lo aplazaron al 1 de julio sólo tres horas después. Más que nada porque, en Portugal, el Gobierno del también socialista António Costa se agarró un mosqueo colosal. No les habían consultado nada, y resulta que las fronteras son cosa de dos países.

En la Operación Paso del Estrecho participan más de tres millones de norteafricanos, que suelen llegar desde Francia, Bélgica, Holanda y otros países pandémicos. El año pasado duró desde el 15 de junio al 15 de septiembre, aunque julio y agosto concentran la temporada alta. El 80% de los viajes se efectúa desde el puerto de Algeciras. En las condiciones actuales, el riesgo de contagios y de propagación se multiplica.

Para la provincia de Cádiz es una cuestión esencial. Debemos ser humanitarios, pero esa caridad empieza por nosotros mismos. Sin olvidar que Mohamed VI tiene algo que decir. Y sea lo que sea, no saldrá gratis.

José Joaquín León