HAY familias muy divididas, que no se hablan ni entre ellos. Algunos, como ya no se hablan con nadie, lo hacen solos, por no perder la costumbre. En la ultraizquierda gaditana puede ocurrir algo de eso. Conste que considero como ultraizquierda a los situados más a la izquierda de la izquierda, igual que son de ultraderecha los situados más a la derecha de la derecha. Se trata de una ubicación en base a la lateralidad política. En Cádiz, puede tener mucho recorrido en los próximos meses. Ya que aquí están Teresa Rodríguez y su pareja, el alcalde Kichi, que son los queridos líderes del Anticapitalismo Andaluz, y han pasado a una relación problemática con el Podemos de Pablo Iglesias, la Izquierda Unida de Alberto Garzón, y otras familias variopintas, que caben en un autobús pero alegran el ambiente.

Esto es muy difícil de explicar. Entre los periodistas y tertulianos políticos de Andalucía existe cierto pitorreo al respecto, ya que algunos se consideran alumnos de primero de Podemos, pero nadie ha conseguido el doctorado, al ser una asignatura muy difícil, peor que la física cuántica. Por situar un poco, digamos que Adelante Andalucía está formado ahora por los restos de Anticapitalistas de Andalucía (el grupo de Teresa Rodríguez) y de Izquierda Unida de Andalucía (liderada por un tal Toni Valero, al que pocos conocen), a los que se añaden Pilar González y Pilar Távora (que tienen un partido andalucista cada una) y algunos más que pasaban por allí y se quedaron. Pero también se considera con derechos Podemos de Andalucía (liderado ahora por Martina Velarde, nacida en Rota y diputada por Córdoba), que encarna el intento de Pablo Iglesias para reconquistar todo eso. Sin olvidar que hay un millón y medio de euros del Parlamento de Andalucía en juego, y que nadie ha renunciado al premio.

A esos se añade Iñiguito Errejón, que tenía amistades en Andalucía, como Esperanza Gómez (ex senadora, una mujer presentable, profesora de Universidad), cuyo grupito Más País se quiere unir con el grupito AxSí, donde sobreviven el alcalde de Barbate, Miguel Molina, y algunos náufragos del andalucismo histórico. Con esa amalgama quieren formar un nuevo grupito, que podría entrar en la confluencia de las mareas, si no salen mareados del intento.

En Cádiz, significa que el alcalde Kichi y el teniente Martín Vila podrían ser enemigos políticos, por culpa de sus partidos. Y volver a separarse, como iban en 2015. Muchos piensan que lo mismo da; y que en 2023 los gaditanos votarán un recambio.

José Joaquín León