LA calle es suya, de la buena gente de Podemos, y eso no hay quien se lo discuta. Ayer, en la investidura de Mariano Rajoy, ¿quiénes tomaron la calle, en los alrededores del Congreso? Los de Podemos. En junio de 2015, cuando José María González Santos, entonces conocido como Kichi, fue elegido alcalde de Cádiz, sin haber ganado las elecciones, ¿quiénes tomaron la calle, en la plaza de San Juan de Dios? Los de Podemos. Son ellos los que salen a las calles, que es su territorio. Porque allí no se vota, sino que se grita. Y se ejerce un derecho, por supuesto, aunque decían que se había prohibido con la Ley Mordaza.

La diferencia es que la mañana del 13 de junio de 2015 salieron para festejar  y la tarde del 29 de octubre de 2016 se movilizaron para protestar. Salieron para festejar una Alcaldía que no habían ganado en las urnas, puesto que quedaron segundos en Cádiz, y que obtuvieron gracias a que se la entregó el PSOE (aunque a cambio de otras, como las de Jerez, El Puerto y San Fernando, donde tampoco había ganado el PSOE). Mientras que en la tarde de ayer, en Madrid, se movilizaron para protestar porque va a gobernar el partido más votado en las elecciones de junio, que era el PP de Rajoy, gracias a que se lo va a facilitar el PSOE. No con votos a favor, como sucedió en Cádiz, en junio de 2015, sino con la abstención. Tan sólo para no dejar bloqueado este país.

El caso de la Alcaldía de Cádiz y el caso de la Presidencia del Gobierno obligaron al PSOE a mojarse. En un sentido y en otro. Como hizo Ciudadanos, que se mojó con Juan Marín en Andalucía para apoyar al PSOE y con Albert Rivera en Madrid para apoyar al PP. Esto pasa en las democracias. Pero los señores de Podemos sólo lo interpretan favorablemente cuando les beneficia a ellos. Y, cuando no se cumple la voluntad de Pablo Iglesias, rodean el Congreso. Tirando la piedra para después esconder la mano. Porque parece ser que hay más delincuentes dentro que fuera del sistema.

Supongamos que el día de San Antonio de 2015, después de decir Teófila que le habían dado un golpe de… efecto los de la izquierda, hubieran rodeado el Ayuntamiento para protestar contra la “ilegitimidad” del alcalde Kichi, que estaba ahí puesto por la cara por el PSOE. ¿Qué dirían Pablo Iglesias y sus seguidores? Que estos fascistas habían reventado la voluntad de las mayorías que representan al pueblo. Y, además, estaría bien dicho. Sólo que  ha sucedido al revés, y los radicales son del otro extremo.

La calle es suya, pero la mayoría de los votos no. En la democracia, la mayoría de los votos es lo que más cuenta. En las repúblicas bananeras y en las dictaduras no.

 

José Joaquín León