ES raro que la comisión de colegas adictos que han montado para cambiar el nombre del estadio no se ocupe también del Trofeo. En la historia del fútbol gaditano iban unidos. En 1955 se disputó el primer Trofeo Ramón de Carranza, aunque el viejo estadio se inauguró con un partido amistoso entre el Cádiz y el Barcelona. No incluir el Trofeo en ese lote, significaría que el Ayuntamiento de Kichi se olvida de su organización y gestión. Es decir, que lo dan por muerto. Un Trofeo sin público sería como el del año pasado, cuando se les ocurrió la parida de que vinieran cuatro equipos femeninos y no acudió nadie a ver los partidos. Como era de suponer.

No por machismo, sino porque el fútbol femenino en España está en otra galaxia diferente. Con el coronavirus, dieron la Liga Iberdrola femenina por finiquitada y nadie la ha echado en falta. Manuel Vizcaíno dijo que este año mantendría el formato femenino, sí, aunque no renunció al masculino. Han sido los acontecimientos del coronavirus los que han venido a rematar al Trofeo Carranza, que ya estaba en las últimas.

Organizarlo, lo que se dice organizarlo, lo podrían organizar si quisieran. Con el Cádiz en Primera sería más fácil. No con el formato de cuatro partidos, pero sí con una final única. Un Cádiz-Real Madrid, por ejemplo, y que obligaran a los jugadores a guardar cuarentena tras regresar a sus casas. Pero eso es lo de menos. Está asumida la pérdida. RIP, como las barbacoas.

¿Y el nombre qué? El Trofeo no lo creó el Cádiz CF, sino el Ayuntamiento. Era alcalde José León de Carranza, que se lo dedicó a su padre. A partir de la Transición, cuando el Cádiz ascendió a Primera y entró Carlos Díaz como alcalde, el Ayuntamiento delegó la gestión en el club. Nadie se preocupó por el nombre. Aquí todo el mundo lo llamaba “el Trofeo”. Los más cursis le decían “el Trofeo de los trofeos”. Ni siquiera El Sheriff sacó un estribillo para cantar: “Trofeo, hasta el nombre lo tienes feo”. De Cortadura para allá le decían “el Carranza”, como se decía “el Teresa Herrera”. Por cierto, la vida de esa señora gallega, Teresa Herrera, parece propia de una novela dura de Camilo José Cela, pero no la voy a contar, búsquese en Google. Otro fiambre: el Deportivo de La Coruña no podía haber caído más bajo. Aunque intenta salvarse por la cara.

Al Trofeo Ramón de Carranza, si se volviera a disputar, ¿qué nombre le pondrían? Trofeo del Estadio suena como Teatro del Parque. Trofeo de los trofeos. Trofeo de Cádiz… Cambiar el nombre a un muerto sirve de poco, y no lo van a resucitar.

José Joaquín León