QUEDE muy claro que le deseo una rápida recuperación a Álvaro Cervera y que pueda ejercer sus labores como entrenador del Cádiz, cuanto antes mejor. Su caso es peculiar: un ejemplo de que el fútbol es diferente para la gestión de la pandemia. Forma parte de las contradicciones del sistema. Las diferentes formas de proceder crean desconcierto e inquietud en la población, pues no se trata a todos por igual. Las normas para los entrenadores y los futbolistas no son como las de los profesores, los niños que van a volver al colegio o sus padres. La vuelta al cole coincide, por cierto, con el comienzo de la Liga. Con partidos a puerta cerrada.

El caso de Álvaro Cervera ha sorprendido. Al principio, guardando la intimidad personal, dijeron que dos futbolistas y un miembro del cuerpo técnico del Cádiz habían dado positivo en Marbella, donde estaban concentrados. A los pocos días se aclaró que el miembro del cuerpo técnico era Álvaro Cervera, el entrenador. Según los protocolos de las cuarentenas, no puede dirigir entrenamientos hasta la semana próxima, con la Liga ya empezada.

Y eso es lo más sorprendente. ¿Puede empezar la Liga el Cádiz, el próximo sábado, con los jugadores que estuvieron en contacto en Marbella? Incluso van a jugar mañana un amistoso contra el Almería. En cualquier profesión estarían dos semanas en cuarentena, por ser contactos de proximidad. Todavía están a tiempo de desarrollar la enfermedad y no han podido entrenar bien. Lo natural sería que aplazaran el Cádiz-Osasuna, como los tres partidos de Primera que no se disputan por descanso de los equipos que acabaron más tarde.

También quedan en evidencia las falsas seguridades. Se supone que el Cádiz se concentró en Marbella porque allí existía una burbuja de seguridad para los futbolistas y técnicos. Se suponía que esa burbuja de seguridad permitía que los entrenadores y futbolistas evitaran riesgos. Ya se ha visto... Y también que las normas de aislamiento se han aplicado sólo a los positivos, pero no tanto a los que estuvieron en contacto, que en este caso son fáciles de rastrear.

¿Tratarán a los profesores, los alumnos y sus familiares como si fueran futbolistas? ¿Suspenderán las clases mientras no están suspendiendo los partidos de fútbol? ¿Por qué siguen aplicando las normas en este país sin ningún rigor científico? Ahora insinúan que podrían reducir las cuarentenas a una semana, en vez de 14 días. Quizá sea para ahorrarse dinero en bajas a los papás y las mamás de los niños positivos.

José Joaquín León