EN el Novo Sancti Petri de Chiclana, en Conil, en Tarifa y en otros municipios costeros de la provincia es muy común que los hoteles cierren las puertas desde finales de octubre hasta Semana Santa. Este año, después de la baja ocupación en septiembre, han adelantado un mes esa decisión y se han unido más hoteles. Parecía normal, porque el turismo de invierno no funciona en la costa gaditana como en las islas Canarias y Baleares, Benidorm o la Costa del Sol malagueña. Sin embargo, es muy fuerte lo que está sucediendo en Cádiz capital. Al cierre del hotel Monte Puerta Tierra se ha sumado el Hotel Playa Victoria, de la cadena Palafox (precisamente la que iba a construir el descartado hotel de cinco estrellas en Valcárcel), y es una noticia muy perjudicial para Cádiz.

El hotel Playa Victoria es uno de los más emblemáticos de la ciudad. Junto al Hotel Atlántico, de la red de paradores, ha sido el cuatro estrellas de referencia en las últimas décadas. En la última reconstrucción que le hicieron, se presentó como uno de los más modernos de España. El Atlántico y el Playa eran los dos hoteles más característicos de Cádiz por su trayectoria.

En otros tiempos (y me refiero a los años sesenta y setenta de la memoria histórica) lo cerraban en invierno, pero en los más recientes, incluso en la crisis de Zapatero, ha permanecido abierto todo el año. A pesar de estar situado junto a la playa Victoria, este hotel ya no se consideraba en invierno como estrictamente playero. Funcionaba como un hotel de ciudad. En la capital gaditana los visitantes nunca han acudido de octubre a marzo en busca de las playas, sino por otros alicientes. Tampoco ha sido determinante el turismo extranjero, sino que más bien se ha basado en el nacional.

Son detalles importantes para valorar el cierre de hoteles como el Playa Victoria o el Monte Puerta Tierra. Están avisando de una desastrosa temporada de otoño-invierno para el turismo y la hostelería en Cádiz. Se agrava con la suspensión del Carnaval. Por supuesto, influye el miedo a lo que está por venir, con la pandemia del coronavirus. También condiciona que algunas empresas del sector prefieren cerrar por motivos laborales de los Ertes. Sin embargo, es un síntoma de que Cádiz va a peor como destino turístico estratégico. Y que son muy negativas las campañas que montaron Kichi y Martín Vila con la turismofobia y los pisos turísticos. Ha coincidido con el carpetazo posterior a varios proyectos.

El turismo de Cádiz va a peor. Puede que no sea sólo por el coronavirus, ni por casualidad. Los errores se pagan.

José Joaquín León