HAY gente para todo. Algunos ya están preguntando: “Oiga usted, ¿quiénes serán los primeros en vacunarse en Cádiz? ¿El primero o la primera aparecerán en la portada del Diario? ¿Es verdad que Kichi se ha ofrecido voluntario para lavar su imagen? Vayamos por partes, que todavía no se sabe quiénes serán los primeros. Y que nadie empiece a formar colas delante del Hospital Puerta del Mar, con las sillitas de playa y los termos de café para las noches en vela, como si fueran a vender las entradas del Carnaval. ¡Tengan paciencia, que no se acabarán! No habrá reventa de vacunas, o eso esperamos. Y en cuanto a Kichi, no hay constancia de que se haya ofrecido voluntario para vacunarse públicamente. Kichi se bañaba en la Caleta, pero no es como Fraga en Palomares, tirándose pegotes y luciendo tipo con la bomba de los americanos.

Ya han visto lo que pasó ayer en el Reino Unido. Una mujer de 90 años, llamada Margaret Keenan, ha sido la primera en recibir la vacuna, en el Hospital Universitario de Coventry. La imagen de la señora vacunada ha dado la vuelta al mundo. El segundo vacunado es un señor de 81 años, que se llama William Shakespeare, y no es una inocentada, ni una noticia de cachondeo, sino que este hombre se llama así. ¿Quién le iba a decir a este Shakespeare que su nombre saldría ayer en Twitter más veces que el del autor de Hamlet, tan sólo por vacunarse?

La verdad es que viendo las fotos de la señora Keenan, quedan días muy duros para la publicidad de la vacuna. A esta mujer la aplaudieron como si acudiera a una misión suicida contra el malvado Covid 19. Y le pusieron una inyección de campeonato, mientras la mantenían agarrada en una silla, como si fuera la silla eléctrica. Después apareció Borís Johnson, con las mangas arremangadas. Pero no se ha visto que le clavaran la vacuna de Pfizer. Apareció sólo para hacerse las fotos y presumir. Los del Brexit son los primeros, mientras en la UE siguen diciendo que van a tener tropecientos millones de vacunas, pero nadie las ve.

En nuestra provincia de Cádiz, como las vacunas no lleguen pronto, quizá se puedan conseguir de estraperlo, como el chocolate bueno en la posguerra. Van a llegar a Gibraltar, tierra de contrabandistas a lo largo de la historia. Mientras llega a Cádiz, hay que hacerle publicidad de la buena, para que todos nos vacunemos. Y que esas personas mayores no parezcan héroes enviados al sacrificio. Los políticos deberían predicar con el ejemplo. Se ganaría mucho si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se vacunaran los primeros en España. Y cada alcalde o alcaldesa en su municipio.

José Joaquin León