LA iglesia del Carmen, de Cádiz, se construyó en el siglo XVIII, tras la llegada de los carmelitas descalzos. Las obras culminaron en 1762. Hasta 1964 no fue nombrada parroquia por el Obispado, entonces con Antonio Añoveros al frente. Quiere decir que transcurrieron más de dos siglos hasta ser erigida como parroquia; pero sí era un convento, lo más importante en su caso. Llegaron a residir allí más de 30 frailes carmelitas, y hasta fecha reciente no menos de cinco. Eso es preferible a tener una parroquia con un solo fraile residente en San Fernando. Por muy buena voluntad que ponga, como es el caso. El problema no es que la iglesia del Carmen deje de ser una parroquia, sino su futuro. Y, además, la división del barrio del Mentidero, que es troceado y repartido entre San Antonio y el Santo Ángel (Castrense).

La clausura de una parroquia no impide que puedan celebrar bodas, o impartir sacramentos y funerales. Santo Domingo y San Francisco no son parroquias y acogen muchas bodas. En realidad, el Carmen pasa a ser como Santo Domingo: un templo donde se venera una Virgen con gran devoción, un santuario regido por un fraile solo ante el peligro. En el caso de los dominicos por fray Pascual, que ejerce por Pascual, por Saturio y por Medina. En el caso de los carmelitas por fray Francisco, que debe ejercer por Francisco, por Gutiérrez y por Alonso. Y, además, lidiar con un error: algunos gaditanos creen que El Carmen está cerrado, a pesar de que sigue abierto. Aunque es cierto que las misas han bajado. Es difícil recuperar la normalidad de antaño, después de haber intentado justo lo contrario.

El barrio del Mentidero sale perjudicado con la supresión de su parroquia. Se establece el límite de las feligresías en las calles Bendición de Dios y Ceballos, según las aceras. De modo que el propio templo carmelita está en la acera de la Castrense y Casa Tino en la de San Antonio. En la plaza del Mentidero, El Serrallo se queda en la Castrense y la panadería y la farmacia en San Antonio. Esa parroquia gana poderío. A los padres Óscar González y Rubén Virués (párroco in solidum) ya les endosaron el territorio del Rosario, en un 2x1, y ahora una gran parte del Carmen, con lo que tienen a su cargo lo más granado y céntrico del Cádiz interior.

Algunos dicen que la parte más rica del Mentidero le toca a San Antonio y la más pobre a la Castrense. Es una pena que hayan partido el barrio. La parroquia deja de serlo tras pedirlo los carmelitas, y tras sentenciarse que el templo es suyo. Para el recuerdo quedan los 56 años en que el Carmen fue parroquia, cuando tenía vida y actividad todos los días.

José Joaquín León