EL Gordo de Navidad ya no es lo que era. En realidad, por culpa de la pandemia y del Gobierno, ya casi nada es lo que era. Ahora el Gordo se juega a puerta cerrada, como los partidos del Cádiz. Si el fútbol es un deporte al que juegan 11 y casi siempre ganan los alemanes, el Gordo ahora es un premio que se reparte por España, aunque siempre toca en la administración madrileña de Doña Manolita y en Cataluña. A la provincia de Cádiz antes no llegaba, pero ya resulta agraciada, y no sólo con quintos premios. La gente decía ayer: ha tocado el primero en El Puerto de Santa María. Bueno, resultó que era un solo décimo del 72.897. Así da alegría, pero no es como en Reus (Tarragona), donde vendieron 60 series y repartieron 240 millones. Igual que en Punta Umbría (Huelva). Este año el Gordo ha llegado a Andalucía (la comunidad más poblada, como nos recuerda Juanma Moreno) y ha tocado otro buen pico en Granada.

Las fotos más bonitas de nuestra provincia son las del tercer premio, el 52.472, que ha dejado 45 millones de euros en Barbate, donde han vendido 90 series. ¡Eso sí que es un pedazo de premio! Una parte sustanciosa se ha ido a Chiclana, por un apaño entre dos peñas carnavalescas. En los próximos meses, cuando aparezcan los Porsche, los Mercedes, los BMW, los cochazos y el moterío de alta gama por las calles y plazas barbateñas, ya no se dirá lo que se decía: oiga, que no todo viene del turismo y el atún de almadraba… Ahora podrán decir: es el fruto legítimo del Gordo. Enhorabuena a los agraciados.

Siempre es mejor pescar un premio (o un atún) que un coronavirus con su cepa inglesa. El Gordo de Navidad, los tres primeros premios en realidad, se han repartido por esos lugares que con Franco se llamaban las tierras y los pueblos de España, y con Sánchez se llaman las 17 autonomías, cada una con su cogobernanza. Además de Cataluña, el País Vasco y Madrid, también entra Andalucía en el reparto. ¡Ole ahí! Para que no digamos que Frankenstein se queda con todo. Pues el que parte y reparte se lleva la mejor parte, en los premios, en los fondos europeos, en las vacunas, o en lo que hayan repartido.

El Gordo ya no es lo que era. Lo típico de este sorteo eran los abrazos, los besos y las duchas de cava. No resultan igual de alegres con mascarillas. Antes, cuando no tocaba nada, se decía: “Al menos tenemos salud”. Lo más importante era la salud. Incluso más que el dinero y el amor. Y nos pusieron toque de queda, para que no te toque el coronavirus. Verdaderamente son tiempos difíciles. Pero tengamos esperanza: no hay mal que cien años dure.

José Joaquín León