EL Obispado de Cádiz (y Ceuta) es uno de los pocos que no posee un Palacio del Obispado, una Casa del Obispo, o algo parecido. En tiempos lo tuvo, pero la Iglesia local se deshizo de ese patrimonio. El actual obispo, Rafael Zornoza, vive en un piso cerca de la Catedral, en un edificio donde también residió su antecesor, Antonio Ceballos. Las funciones institucionales del Obispado se ejercen en la casa del antiguo Hospital de Mujeres, donde permanecen las oficinas diocesanas y el despacho del prelado, además de una capilla y un patio que es una maravilla, con su Vía Crucis de azulejos. Pero, en Cádiz, el yacimiento arqueológico de la denominada Casa del Obispo fue cedido a una empresa, Monumentos Alavista, y sigue siendo motivo de polémica.

Es de sentido común (y muy loable), que el Ayuntamiento actual recupere la gestión de la Casa del Obispo, que lleva seis años cerrada. El conflicto con la empresa adjudicataria viene desde 2014, por lo que el alcalde, José María González, lo heredó. Es un caso que ha ido a los tribunales y en el que ha existido una pésima capacidad de negociación. No voy a entrar en los detalles, pero una ciudad como Cádiz, en ese entorno, no puede mantener tanto tiempo ese conflicto. La recuperación de las llaves ha llegado a un punto surrealista.

Sin embargo, el problema no consiste sólo en tener desperdiciado un yacimiento arqueológico de gran interés. La necesidad mayor es encontrar una solución definitiva para todo el entorno de las dos catedrales, que es la zona monumental más importante de Cádiz. En el frente del Campo del Sur se intentó solucionar con el espacio Entrecatedrales, que la anterior Corporación, en tiempos de Teófila Martínez, encargó al prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza. La mala conservación y la suciedad de ese espacio son bochornosas.

También es conflictivo resolver la conexión de los pasajes en la trasera. El callejón entre las dos catedrales ha sufrido los problemas derivados de la Casa del Obispo. Es un espacio que siempre ha debido tener un tránsito abierto y fluido, solicitado igualmente por el Cabildo Catedral, ya que beneficiaría para las visitas turísticas entre las catedrales. Sin embargo, ha permanecido cerrado como si fuera un coto privado. Los callejones que enlazan El Pópulo y la Catedral son espacios urbanos singulares, que deben estar abiertos, limpios y transitables.

En esa zona de las catedrales hay museos, yacimientos arqueológicos y un entorno monumental, con lo mejor del Cádiz antiguo. Es una vergüenza el estado en que se encuentra. Un ejemplo más de la ruina cultural en esta ciudad.

José Joaquín León