LOS hinchas del Cádiz están furiosos porque dicen que les roban los partidos incluso con el VAR. Y que se aprovechan del fútbol del coronavirus a puerta cerrada, pues ya no se les puede decir “árbitro guapetón” en Carranza. Yo no sé por qué se extrañan, pues era cuestión de tiempo que aprendieran a manejar el invento. Y como unas cosas quedan a criterio de los árbitros, y otras son interpretaciones, y ahora me voy a ver la televisión, y ahora con la personalidad que tengo voy a decir justamente lo contrario de lo que dije hace dos minutos cuando ya lo vi a un metro, pues así nos va. A los que se fijan en mis profecías (y las recuerdan según cuándo), se lo advierto: el día después de ganarle al FC Barcelona por 2-1 se lo dije a unos amigos: el Cádiz es un firmísimo candidato a descender a Segunda. Por varios motivos, y no sólo los árbitros.

Suena fuerte la palabra robar, aunque rima con VAR. El partido Real Sociedad-Cádiz lo pusieron a la hora del almuerzo. Antes decían que esos partidos se programaban a semejante horario para que los vieran en China, donde en esos momentos son las 21 horas. Pero aquí, a las 21 horas, jugó el Betis con el Barcelona. En el horario del almuerzo, el árbitro Pîzarro quedó en ridículo: fue tres veces a revisar jugadas en el VAR y en las tres pitó lo contrario de lo que había pitado, y en las tres perjudicó al Cádiz, y en las tres interpretó lo que le chivateó Mateu Lahoz, que manejaba el cotarro. Para eso hubiera sido más coherente que arbitrara Mateu directamente, a pelo y sin televisor. En vez de ridiculizar al colega.

Este Mateu Lahoz es el mismo que fue calificado por Mourinho como “un árbitro fantástico”. Lo dijo cuando entrenaba al Real Madrid. Mourinho, no Mateu Lahoz. Entre la hoz y el martillo es raro que salga algo bueno, y así nos va, cada vez más abajo. Y dentro de lo malo, me pareció una suerte que expulsaran a Marcos Mauro. Y dentro de lo malo, no entiendo por qué el portero Ledesma salía antes a por todas, con bastante éxito, y desde que cantó en Vigo dejó de salir y parece otro. Ni por qué han sido incapaces de fichar a un central en invierno, cuando hacían falta dos.

Con eso quiero decir que no todo es robar con el VAR. A esa hora tan mala a la que jugaron el domingo pasado se juntó el hambre con las ganas de comer. Y hay que tener cuidado con el tradicional victimismo gaditano, con “nos odian”, “nos machacan” y todo eso. Pues lo que interesa es revertir las faenas, sin amoldarse a ellas. Y, a la hora de protestar, es mejor que Manuel Vizcaíno no escriba cartas abiertas, sino que lo negocie con sigilo, como hacía Irigoyen estas cosas.

José Joaquín León