SI a usted le dicen que le van a confinar su perímetro, ¿qué pensaría? Pues eso es lo que estamos padeciendo. Hace un año, el 13 de marzo de 2020, optaron por perimetrar y confinar por lo sano: encerraron a todos en sus casas, para que aplaudieran a las ocho de la tarde. Algunos, ya puestos, una hora después tocaban las cacerolas, en honor de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y toda su parentela, parcialmente contagiada con el Covid 19, tras su asistencia a las manifestaciones del 8-M. Cuando dejaron que la gente saliera a pasear, con franjas horarias (otra carajotada, que se ha eliminado con el tiempo), a algunos fans de la cocina les dio por salir con sus cacerolas en el madrileño barrio de Salamanca. Así se difundió que era un mosqueo de pijos y pijas perfumados con Loewe. Pero ahora estamos en otro momento guay: el de los perímetros del confinamiento.

Un año después, seguimos encerrados. Sólo se ha cambiado la unidad de destino en lo universal, como decían en los tiempos de Franco. En 2020, la unidad era que te confinaban en tu casa, y adiós muy buenas, ahí os quedáis todos, a ver los telediarios de Ana Blanco, pues ni siquiera podíamos ver partidos con Messi y Jordi Alba abrazándose, ajenos a la pandemia, dando malos ejemplos a la juventud. Sin embargo, ahora, con las procesiones de Semana Santa suspendidas, la duda es si mantienen el cierre de las autonomías o abren la puerta de las playas.

¿Para que vayan todos en busca de la cuarta ola? Están dando a entender que prohibir los viajes es imprescindible, pero silencian el motivo: la inoperancia de las administraciones. El problema está en el retraso de las vacunas, que nos va a dejar varios meses más fastidiados y causará más ruina. La tercera ola ha coincidido no sólo con el relax de la Navidad (que por supuesto que sí), sino también con la temporada alta de gripe, que todos los años se agrava en enero y empieza a mejorar en marzo. Es la tendencia de los virus. Este año, dicen, no hay gripe. Todo es Covid 19. En verano lo normal será que la situación mejore, como pasó en 2020. Pero en otoño regresará el peligro, si no han vacunado al 70% de la población. Esa es la clave para el futuro: vacunar, vacunar y vacunar.

En Gibraltar ya han vacunado al 80% de la población y pronto se podrá viajar tranquilamente. El riesgo no está en los viajes, sino en cómo está el lugar al que viajas. Tampoco han demostrado los científicos que sea más peligroso viajar desde Jerez a Utrera (en la provincia de Sevilla) que desde Jerez a Algeciras (en la provincia de Cádiz). En esta pandemia sólo saben confinar.

José Joaquín León