DESDE el sábado 26 de junio las mascarillas no son obligatorias al aire libre. Esto lo anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin encomendarse a Dios ni al diablo. No lo compartían algunos presidentes de la cogobernanza, como Juanma Moreno, aunque fue el primero en abrir el ocio nocturno, unos días antes de que Andalucía pasara a ser la comunidad con más contagios de España, en su mayoría jóvenes menores de 30 años que no habían viajado a Mallorca. La supresión de mascarillas en las calles ha contado con el apoyo de Pedro Sánchez y el doctor Simón; por ello, las personas prudentes han decidido hacer lo contrario. Ya tenemos experiencia con el oleaje de la pandemia y sus surferos. Miles y miles de españoles siguen con sus mascarillas por las calles.

Pedro Sánchez quiere eliminarlas para atraer turismo extranjero, a lo loco, aún con el riesgo de sus variantes; la británica que ya entró, la india que ahora llaman delta y avanza... Y también para hacerse propaganda, en plan: españoles todos, quitaos las mascarillas, que somo la reserva sanitaria de Occidente. Y al decir “quitaos las mascarillas”, algunos lo interpretaron como lo que ocurrió en 1968, cuando las feministas de Nueva York quemaron los sujetadores, como símbolo de la liberación de la mujer. Las feministas de entonces se empezaron a quitar los sujetadores como un símbolo de la lucha contra los hombres, que nunca los han llevado. Con el tiempo, la costumbre cambió. Algunas chicas de hoy en día se ponen en toples en las playas gaditanas, antaño recatadas, pero para el botellón y ocio nocturno se ve a otras que se quitan las camisetas y lucen los sujetadores.

Las mascarillas ya forman parte de nuestro vestuario, como una prenda más. La moda de las mascarillas hay que mantenerla, resulta ideal para las olas y los maremotos, que se deben prevenir, como explicó Grande-Marlaska antes de quitarse su mascarilla. Yo sólo me la quito para dormir, pues estoy en el grupo de los parias de 60 a 69 años, que sólo han recibido la primera dosis de Astra Zéneca, mientras casi todos los cincuentañeros que conozco ya están vacunados con dos dosis. Se equivocaron con las marcas y los grupos. Y de eso nadie protesta. No pasa igual que con las 60 vacunas que nos robó la selección española y fue un escándalo nacional. Ahora nos han robado miles de vacunas, pero como no eran futbolistas ricos importa poco.

Mascarillas por aquí, mascarillas por allí. Hasta en el Paseo Marítimo de Cádiz se ven muchas. En verdad os digo que no os confiéis. Y seguid atentos a lo que dice Pedro. Aunque sea para hacer lo contrario.

José Joaquín León