NO es la primera vez que Kichi intenta cambiar las fechas tradicionales del Carnaval de Cádiz. Es decir, cuando le corresponde en el calendario gregoriano, vigente en Andalucía, España y la Humanidad. Ya hizo otro intento para celebrarlo durante la Cuaresma, y aquello fue antes de la pandemia. Ahora utiliza al bicho llamado Covid 19 como una torpe excusa para montar las Fiestas Típicas Gaditanas de Kichi, al modo de José León de Carranza. Como escribió Francisco Umbral (aunque refiriéndose a los escritores), suele ocurrir que los odiadores terminan imitando a sus odiados, es algo así como un síndrome de Estocolmo. Y esto es el colmo, porque Cádiz está llena de pelotas y cobardes, a los que les parece una barbaridad este cambio de fechas, pero se lo van a tragar por no incomodar al mandamás, como pasa en las dictaduras, incluidas las del proletariado. Aunque en Cádiz no hay una dictadura, sino un disparate en el poder, que es otra cosa, y pasan estas cosas.

No hay ningún motivo sanitario ni científico para el cambio de fechas. No hay nadie que pueda asegurar hoy que en mayo y junio habrá una situación sanitaria mejor que en enero o en febrero. Puede ser igual, mejor o peor. Con los elementos actuales, no se puede aplazar. Es un capricho. Por otra parte, el comité de expertos sanitarios de la Junta acaba de dar luz verde para que los teatros de Andalucía se abran ya al 100% de ocupación. Es decir, que el Gran Teatro Falla ya puede abrir sus puertas sin restricciones de aforo. Y en enero es presumible que también. A día de hoy no se sabe si estaremos peor.

Me refiero a los cobardes y los pelotas porque pocos carnavaleros se han pronunciado en contra, a pesar de que les perjudica mucho, incluso en sus ingresos. Saben perfectamente que el concurso en febrero les reporta galas posteriores por actuaciones en otros municipios que ahora van a perder. También es muy perjudicial para la hostelería, que no compensará las pérdidas de febrero con los ingresos de mayo y junio, que ya tienen otros alicientes, como las Ferias o el GP de Motos, con los que coincide. Y se sabe que es peor para los colegios y la Universidad, para los estudiantes y los profesores, para los niños de la cantera y los miembros de agrupaciones que no sean ninis (ni estudien ni trabajen).

En Valencia aplazaron las Fallas a septiembre y se las han comido crudas. Ha sido un fracaso. ¡Ay si Vicente del Moral levantara la cabeza! A lo mejor inventaba el Nuevo Trofeo Kichi de Mirandilla y lo ponía en su escaparate de Columela, y nombraba a Lola Cazalilla reina de las Fiestas.

José Joaquín León