LOS proyectos para el puerto demuestran que otro Cádiz es posible. El Cádiz del soterramiento de la vía del tren, del segundo puente sobre la Bahía, del nuevo estadio Carranza, y ahora de la remodelación y la ampliación del puerto. Los teofilistas dirán que, no por casualidad, doña Teófila ha estado detrás de esos asuntos y ha sido la impulsora. Bueno, pues es lo que hay. Quienes no han hecho ni el huevo (sólo quejarse y perder el tiempo con pamplinas y cuentos de engañabobos) no pueden poner nada en el otro platillo de la balanza. El progresismo lo entienden a su manera, sólo para progresar ellos, que viven mejor que antes, pero no basta con cambiar los nombres de las calles y el estadio. El progreso de Cádiz necesita obras públicas e inversiones. Es lo que plantea la Autoridad Portuaria de la Bahía, cuya presidenta es Teófila Martínez.

La integración del puerto en la ciudad es un proyecto del que se habla desde finales del siglo pasado. Permitirá darle otro aire, no tan cutre como el actual, a la muy desaprovechada Punta de San Felipe. Pero no menos importante que la integración es afianzar al puerto de Cádiz como un motor económico. La nueva terminal de contenedores es un proyecto ambicioso, que permitirá ampliar los tráficos, precisamente en un momento en que el comercio marítimo afrontará una nueva dimensión para atender las demandas internacionales. Y esta apuesta por el negocio debe ser compatible con la expansión de los cruceros y el transporte con Canarias, en lo que se viene trabajando desde la Autoridad Portuaria con las navieras y las empresas, que es como se hacen los negocios en el mundo actual, no con fantasías animadas. A eso se añade que la Bahía debe obtener mejoras en La Cabezuela y en El Puerto de Santa María.

Naturalmente, cuando se planteó el nuevo muelle de contenedores, fue calificado como un proyecto faraónico. Lo mismo que dijeron del soterramiento y el segundo puente. Algunos protestaron porque el Gobierno invirtió decenas de millones en Cádiz. Cuando se ha publicado que van a licitar las obras para un nuevo aparcamiento y la remodelación de la Punta de San Felipe, también han protestado, aunque sobre el papel les parecía bien. Es lo habitual. Ya se sabe que hay que ir siempre de frente, esquivando a los que ponen chinitas en el camino para que no se haga nada. Cuando lo vean, ya lo verán. Y si te he visto no me acuerdo. En Cádiz no se puede funcionar de otro modo.

Las regatas y todo eso son las guindas del pastel. La integración es necesaria. Pero el puerto es, históricamente, la principal riqueza de Cádiz.

José Joaquín León