UNA característica del populismo es el oportunismo. Incluso aprovechar las desgracias en beneficio propio. Es lo que hace Kichi, al defender ahora que fue un acierto aplazar el Carnaval a mayo y junio, porque la evolución de la pandemia lo haría casi imposible en enero y febrero. ¿Hubiera pedido perdón él si la evolución de la pandemia hubiese sido la contraria y hubiéramos llegado a enero y febrero en mejores circunstancias? Al margen de eso, Kichi sigue jugando a aprendiz de Nostradamus. Y es verdad que en enero o febrero hay más posibilidades de pandemia de Covid 19 (y de casos de gripe) que en la primavera avanzada. Pero la cuestión de fondo es que el Carnaval, la Semana Santa, el Corpus, los Juanillos, los Tosantos, la Navidad y todas las fiestas religiosas o laicas deben celebrarse en sus fechas. Y si no se puede, pues se suspenden ese año y se espera al siguiente.

Es populista y oportunista que presuma ahora, porque son conocidos los motivos por los que aplazaron el Carnaval. No habían planificado nada. Y también tenían las presiones de los coristas, ya que no les daba tiempo de ensayar para empezar el concurso en enero. Ahora esos mismos coristas han suspendido los ensayos, y se empieza a rumorear que algunos dan por muy difícil que puedan cantar en primavera, si hay medidas restrictivas después de las vacaciones de Navidad. En tal caso, tampoco tendríamos concurso de las Fiestas Típicas en mayo y junio. Y nadie diría que ha sido por la inteligencia de Kichi como pitoniso y epidemiólogo.

Pasa lo mismo con la Cabalgata de los Reyes Magos. Esa cabalgata no la suspendió, con buen criterio, a pesar de que había aplazado la del Carnaval en febrero. En las circunstancias actuales, la Junta ha dado unas recomendaciones para que se celebren el 5 de enero, pero no se sabe lo que puede ocurrir si la situación se complica la próxima semana. Es el mismo problema. Y, por supuesto, a nadie se le ha ocurrido atrasar la entrega de regalos de los Reyes Magos al Domingo de Resurrección.

Tampoco sería de recibo, como ya escribí en el artículo El calendario kichiano, celebrar la Semana Santa en verano, el Corpus en otoño y otras fiestas fuera de sus fechas. A día de hoy, no sabemos lo que ocurrirá. En teoría, la sexta ola llegará al pico a mitad de enero, y a partir de ahí mejoraremos. Pero no sabemos cuándo llegará la séptima ola. Y no hay que descartarla, ni las variantes raras que puedan surgir.

Kichi estaría mejor sin alardes. Presumir de ese falso acierto se le puede volver en contra, dentro de poco tiempo. Y tampoco sería justo.

José Joaquín León