EL Campo de las Balas está ubicado en una de las mejores zonas paisajísticas de Cádiz. Ese espacio estaba reservado para uso hotelero por el anterior Ayuntamiento, cuando Bruno García era concejal de Turismo. Sin embargo, después, tras el proyecto para ubicar la facultad de Ciencias de la Educación en el edificio de Valcárcel, el Ayuntamiento acordó la cesión del Campo de las Balas para pistas deportivas de la Universidad. Era una insensatez evidente, puesto que desaprovechaban uno de los mejores espacios existentes en Cádiz para uso hotelero. Y una gran oportunidad perdida para llevar más turismo al barrio de la Viña.

Tras la remodelación del Parador Hotel Atlántico se quedó como uno de los más modernos de España. Sin embargo, renunciaron a la ampliación en los terrenos próximos. El uso hotelero para el Campo de las Balas coincidió, en el tiempo, con el proyecto que fracasó en Valcárcel para el hotel de cinco estrellas. Es decir, en el entorno de la Caleta y el castillo de Santa Catalina, Cádiz y su barrio de la Viña (con las terrazas de la calle de la Palma inclusive) hubieran podido contar con tres hoteles de primer nivel: el Parador Atlántico, el de Valcárcel y el del Campo de las Balas. Una milla de oro, como dirían los cursis.

Sin embargo, ya lo han visto. El equipo de gobierno de Kichi y Martín Vila hace todo lo que puede por cargarse el turismo en Cádiz. Es inexplicable, porque el turismo es una fuente de ingresos para la ciudad, y no excluye las inversiones industriales, ni otros proyectos de empresas tecnológicas o de lo que sea. Proyectos que, por otra parte, no existen. Y así la ciudad sólo puede progresar a contra corriente de sus dirigentes actuales.

En el Campo de las Balas se les presenta una segunda oportunidad. Con facultad o sin facultad en Valcárcel, allí no deben permitir pistas deportivas. Si las hubieran construido, supongo que las denominarían Complejo Deportivo Nuevo Campo de las Balas, con más propiedad que el Nuevo Mirandilla. En ese lugar están los orígenes del fútbol gaditano. Pero corren otros tiempos, y hay otras necesidades, y lo que Dios nos ha regalado, tan bonito, que no lo estropee el hombre primitivo.

Otro problema adicional es la falta de capacidad negociadora para que los anticapitalistas atraigan empresas capitalistas que inviertan en Cádiz. En cualquier ciudad marinera las empresas hoteleras se disputarían esos terrenos privilegiados. En ese hotel del Campo de las Balas podrían ver las mejores puestas de sol de España y parte de la Humanidad. Confiemos en que ocurra un milagro y los ciegos de espíritu lo vean.

José Joaquín León