HA causado sorpresa que en Cádiz presenten un manifiesto por el Museo, y que no sea por el Museo del Carnaval, ya en obras. Es por el Museo de Cádiz, propiamente dicho, cuyas obras sufren el modelo de la eternidad local. Es decir, obras que se proyectan en un siglo, incluso las empiezan, y que algún día discutirán otras generaciones. El manifiesto se titula Ahora le toca al Museo de Cádiz. Es un título que me recuerda al Juego de la Oca: y tira porque te toca. Ya va siendo hora. José María Esteban, en nombre de la Real Academia Provincial de Bellas Artes, lo presentó. Ha sido una decisión acertada, porque ya hacía tiempo que no se presentaba ningún manifiesto en Cádiz, con la sequía que tenemos. Sequía de inauguraciones, quiero decir.

En el manifiesto se recuerda la historia del museo, que en realidad eran dos: el Provincial de Bellas Artes y el Arqueológico Provincial, fusionados en 1970 para crear el Museo de Cádiz. En ese edificio se encuentra también la sede de la Academia de Bellas Artes, que actualmente padece muy lamentables condiciones. Es como una infravivienda de sede académica, un partidito artístico.

En el manifiesto se recuerda que, tras la fusión de los antiguos museos, el arquitecto Javier Feduchi acometió un ambicioso proyecto de obras, dividido en tres fases. En 1984 se inauguró la primera fase y en 1990 la segunda, quedando la tercera pendiente hasta el traslado de la Escuela de Arte. La ocasión de emprender esa última fase se presentó en 2007. Desde entonces han pasado 15 años y no se ha culminado el proyecto.

En el manifiesto también se dice: “Las obras de la tercera fase del Museo de Cádiz, pendientes desde hace más de tres décadas, son imprescindibles para la modernización y desarrollo de la institución, así como para la puesta en valor de sus valiosos fondos, muchos de los cuales no pueden mostrarse al público por falta de espacio. Por ello, es urgente y necesario que el Ministerio de Cultura, como titular del centro, a través de su Dirección General de Bellas Artes, acometa cuanto antes la actualización de los proyectos y la ejecución de dichas obras”.

Por ello, termina diciendo que ahora le toca al Museo de Cádiz; entre otros motivos porque las demás provincias andaluzas están mejor servidas en lo museístico. ¿Por qué Cádiz se ha convertido en la cenicienta de los museos andaluces? Nadie lo sabe, pero en Cádiz se habla de obras en un museo y la gente se ríe por no llorar. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico se salve y que Casado se apunte en el PSOE.

José Joaquín León