PONER una valla publicitaria, o quitarla porque es considerada electoralista, sería lo de menos. Tiene guasa que la plataforma, o coalición (o lo que sea) de Adelante e Izquierda Unida Gaditana presente el proyecto del nuevo Pabellón Portillo. Ese proyecto ya lo presentó antes su correligionario Martín Vila, concejal de Urbanismo, y prometió que empezarían las obras antes de que terminara el actual mandato municipal. No lo cumplió, como tampoco han cumplido la inauguración del nuevo Teatro de Verano (antes Pemán). En ocho años que han gobernado (es una metáfora, es un decir) no han dejado su impronta en nada utilizable, excepto en un museo carnavalesco sin contenidos.

Centrándonos en el pabellón Portillo, hay que decir que el proyecto que presentó Adelante e Izquierda Gaditana es mediocre. Aunque lo construyeran estaría mal. Ese no es el pabellón polideportivo que necesita Cádiz. Por el contrario, una vez que se descartó el proyecto de la plaza de toros multiusos en la Zona Franca, la ciudad necesita un gran espacio polideportivo y multiusos, con capacidad para 10.000 espectadores. Siempre y cuando se aspire a eventos importantes, tanto en el deporte como en los espectáculos. Eso no se consigue con un pabellón de barrio.

En el aspecto deportivo, Cádiz sólo cuenta con el fútbol, gracias al Cádiz CF, que es un club privado (una sociedad anónima deportiva), con sus fervorosos abonados, pero que no depende de la gestión pública. Aparte del Cádiz CF, en esta ciudad y su entorno el deporte es pueblerino, a más no poder. Ni en baloncesto, ni en balonmano, ni en voleibol, ni en ningún deporte olímpico de equipo tenemos clubes peleando por títulos nacionales, como sí ocurre en ciudades con menos habitantes que Cádiz. No hay clubes, ni hay un pabellón en condiciones que los pudiera acoger.

Para los espectáculos, está el Gran Teatro Falla, pero Cádiz sólo dispone del estadio cuando más de 5.000 personas deben pasar por taquilla. Y no todos los espectáculos se pueden acoger en un estadio de fútbol. Por lo cual, se recurre al aire libre en verano, donde otros municipios de la provincia compiten y superan a Cádiz. Con su desidia, el Ayuntamiento también se ha cargado los conciertos en el Castillo de San Sebastián.

Ante tanta inutilidad e ineficacia, es surrealista que prometan un pabellón de barrio en vísperas de las elecciones. No se sabe si es peor que lo construyan mal, o que no lo construyan. Pues lo deseable sería optar por otro proyecto, a la altura de las circunstancias que se merece Cádiz.

José Joaquín León