ES una lástima que el PSOE y el PP se hayan planteado las elecciones municipales del 28-M como si fueran unas elecciones generales. No es eso lo que se va a votar. Se debería evitar que los dirigentes nacionales distorsionen las elecciones municipales, pues lo único que hacen es confundir a la gente. Ni Pedro Sánchez, ni Alberto Núñez Feijóo, ni Yolanda Díaz, ni Ione Belarra, ni Santiago Abascal, ni ninguno de los que han salido de gira va a ser el próximo alcalde de Cádiz. Y las conclusiones de la suma de votos en España no son tan determinantes. Pongo un ejemplo: el PP fue el partido que obtuvo más votos en las elecciones municipales de 2007. Sin embargo, pocos meses después, las elecciones generales de 2008 las ganó el PSOE con Zapatero.

Y eso puede ocurrir, porque la gente vota diferente. Tan diferente que, en un mismo día, hay votantes que no votan lo mismo para el Congreso de los Diputados y para el Senado. O no votan igual para las elecciones generales y las autonómicas cuando coinciden. La mayoría sí vota igual, pero no todos. Y cada vez hay más diferencias, porque la gente quiere soluciones y el voto transversal está sustituyendo al ideológico. Para estas elecciones municipales, en España hay un 30% de indecisos y el voto decidido por ideologías es sólo del 16%, según el CIS, que lo recuerda para mostrar la volatilidad del voto. Otra cosa es la cocina, que ellos utilizan para adobar sus conclusiones.

En unas elecciones municipales reñidas, como las de Cádiz, puede ser determinante el voto inútil. Todos los partidos que no lleguen al 5% de los votos no entrarán en el Ayuntamiento. Significa que todos los votos de partidos o candidatos independientes que no lleguen a ese mínimo del 5% no cuentan para el reparto y se pierden. Por el contrario, en Cádiz está claro que sólo hay dos opciones para gobernar: el PP con Bruno García, o la izquierda kichista con David de la Cruz, más el apoyo que les daría el PSOE con Óscar Torres; excepto que los socialistas fueran más votados que los kichistas y ocurriera al revés. Parece improbable, por lo que se elegirá entre lo uno y lo otro: que siga el kichismo sin Kichi, o un cambio con Bruno el del PP.

Puede ocurrir que Ismael Beiro, Ciudadanos y Vox no entren en el Ayuntamiento y distorsionen los votos, perjudicando al PP y favoreciendo que gane la Izquierda Gaditana. O puede suceder que entre un cuarto grupo y condicione. En Cádiz es difícil saber algo de antemano, porque hay mucho voto transversal, que algunos confunden con el voto a tontas y a locas. Así que el voto inútil puede ser decisivo.

José Joaquín León